Cuando una persona toma la decisión de divorciarse suele tener muy claros sus motivos y poco le importan las razones que mueven a otros a llegar a la misma conclusión. Sin embargo, quien permanece casado a veces se pregunta qué es lo que puede llevar a otros matrimonios a poner punto y final a una relación de muchos años en la que incluso hay hijos comunes, bienes que repartir y proyectos por cumplir, quizás con la esperanza de no cometer errores.
Después de muchos años escuchando y asesorando a personas que atraviesan por este difícil momento en sus vidas, podemos decir que son muchos y muy variados los motivos que llevan a la ruptura de una pareja. En toda pareja hay momentos de crisis y no toda crisis conduce al divorcio. Cuando así sucede no suele haber un único factor, sino una suma de distintas circunstancias a lo largo del tiempo, con un desencadenante final. Por poner algunos ejemplos podríamos decir que la diferente visión sobre el cuidado de los hijos y las tareas domésticas, el tiempo que se dedica a la relación y al trabajo, la interferencia de la familia política, las dificultades económicas, la infidelidad, los celos, los puntos de vista antagónicos en cuestiones esenciales, las faltas de respeto (incluso malos tratos físicos o verbales), la evolución personal a lo largo de los años y un largo etcétera suelen estar presentes en muchas de las rupturas. Sin embargo, el factor que nunca falta, el que siempre destaca, es la falta de comunicación, hasta tal punto que cada uno de los dos miembros de la pareja suele tener una versión por completo diferente de la situación que desencadena la ruptura y no comprende o se sorprende del punto de vista del otro.
Esa falta de comunicación dificulta el acuerdo también de cara a la formalización de la ruptura, por lo que es esencial la labor del mediador o la negociación entre los abogados de las partes para acercar posiciones en busca de un acuerdo. La búsqueda ha de centrarse en las cuestiones por resolver: reparto de bienes comunes, custodia de los hijos, pensiones económicas, uso de la vivienda familiar… De poco vale ya entrar a analizar los motivos o las razones que condujeron al fin de la pareja, pues desde un punto de vista legal hoy día el divorcio no es causal, lo que significa que va a producirse sin que las razones personales pesen en la balanza ni tengan influencia en las medidas que finalmente se adopten.
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