Septiembre y enero tienen algo especial.
Son esos meses en los que hacemos balance de lo que llevamos hecho y trazamos planes para aquello que nos queda por hacer. Nos prometemos cambios y nos proponemos dar los pasos para alcanzar aquellos objetivos que siempre se nos resisten. Luego la rutina, la falta de tiempo o no planificar una trayectoria ajustada y adecuada a nuestras expectativas acaban poniendo en su lugar nuestros propósitos hasta la siguiente ocasión en que volvemos a pararnos a pensar.
Si esto es aplicable a cualquier sector de nuestra vida, lo es aún más cuando estamos estudiando. El inicio del curso es ese momento en que rehacemos todas nuestras opciones y nos planteamos corregir todos nuestros errores. “Este año voy a… ” más la determinación necesaria con la que siempre contamos al principio de cualquier tarea nos permite imaginar la consecución de todos nuestros objetivos. Si esto es importante, también lo es añadir algún otro ingrediente a la ecuación para conseguir el éxito: realizar una buena estrategia de asignaturas y exámenes, planificar los estudios desde el día uno, conseguir el material adecuado para cada materia en atención al profesor que nos la imparta, apostar por un esfuerzo continuado y por el conocimiento real de la teoría, la práctica y el tipo de examen…
En el camino nos vamos a encontrar ventajas que nos van a empujar hacia adelante e inconvenientes que hay que saber superar para que no nos frenen. Casi nunca es fácil y aún menos cuando lo que manejamos son leyes que exigen conocerlas, entenderlas, interpretarlas y saber aplicarlas… Nuestro consejo siempre es empezar desde el primer día trazando un buen plan de estudios y hacer un seguimiento continuado de cada asignatura. Desde hace más de veinticinco años ayudamos a los alumnos de grado de derecho a conseguir sus objetivos sobre esta base. Si crees que podemos ayudarte, llámanos: 985 34 84 24.
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