Una vez superado por el día a día de este mundo, de la condición humana mejor, vuelvo a la realidad tras pensar que los efectos del Covid-19, la mayor pandemia del siglo, iba a dejarnos un mundo mejor, más solidario, más pendiente de las cosas realmente importantes. (Ver ‘Diario de un confinamiento’, https://blogs.elcomercio.es/diario-de-un-confinamiento/). Fracaso absoluto por mi parte. No hay derecho a que con mi edad uno siga pensando en los Reyes Magos.
La fórmula personal para salir de esta situación me la tendré que procurar yo, con la lección bien aprendida, aunque eso no signifique que vaya a renunciar a mis principios y a mis valores. Es decir, teniendo en cuenta que el que es un miserable va a seguir siendo un miserable toda su vida. Pero a la vez, que al que al menos intenta buscar soluciones para todos, no para los privilegiados -y ahí distingo a los que se han ganado la vida gracias a su esfuerzo y a su talento de los que han heredado patrimonios sin dar un palo al agua y los que se han aprovechado sin parar de las fallas de la Administración y hasta de sus cloacas-, el que se equivoca tratando de acertar, el que asume que el fracaso también está entre las posibilidades cuando uno inicia una aventura profesional y hasta personal, toda esa gente seguirá contando con el apoyo y la comprensión de la mayoría, entre la que me encuentro.
A la hora de comprender y disculpar dejo en último lugar a este Gobierno que, sin dejar de valorar su trabajo, cada día que pasa nos deja una señal más de su incompetencia y, lo que es más grave, de poner en duda que los intereses generales, más que los propios de su mera subsistencia en el poder, sean los que más le importen. Lo pagará, sin duda.
Acabo de leer que unos 6.000 coches se han manifestado por Madrid atendiendo a la convocatoria de Vox para manifestarse contra el Gobierno ‘criminal’, ‘comunista’, ‘causante’ de miles de muertos (el Gobierno, no un virus), y he visto una imagen absolutamente patética, con los responsables nacionales y madrileños de ese partido desfilando en un autobús descapotable, como los que utiliza el Real Madrid para ofrecer sus títulos cada vez que gana una Champions o una Liga. (¡Qué profanación! Permítaseme el desahogo merengue).
Vaya fracaso, ¿ no? Seis mil coches de 4/5 millones de turismos/vehículos matriculados en Madrid. Pidiendo libertad, eso sí. Incluso censurando que el Gobierno no les dejaba manifestarse. ¿Se puede ser más necio?
Y vaya imagen, ¿no? No hace falta añadir nada más: Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio, Santiago Abascal, Macarena Olona y Javier Ortega Smith. Insisto, no hace falta añadir nada más: basta con repasar sus curriculums e incluso en algunos casos sus expedientes policiales y judiciales. En el caso de Abascal, por ejemplo, un simple repaso a sus nóminas mensuales, de principio a fin de su vida hasta ahora. Y de paso, su permiso de armas.
Digo esto porque en el ámbito territorial en el que yo vivo (Avilés, Asturias) sigo reclamando desde hace tiempo dónde está la Fiscalía General de Asturias, la Guardia Civil y la Policía Nacional cuando no se enteran o no actúan de oficio al leer, como yo y como cualquier persona, a gente que ha amenazado en redes como Facebook, alertando de que “somos muchos los que tenemos armas en casa” (para acabar con todos estos), con respuestas como: “y esta vez va a ser más rápido”. Dicho esto en un hilo provocado por una que se dice abogada, de Avilés, que ya desde el principio dejó escrito que ella se iba a encargar de “acabar con todos estos”. En un hilo interno de esta señora ya hubo quien sentenció que a estos “los vamos a matar en el Cabo Peñas’. (Hermoso mirador en el que despeñaron a decenas de personas víctimas de la represión de la Guerra Civil). Insisto: ¿dónde está la señora Fiscal General de Asturias, la Guardia Civil y la Policía Nacional?
No sé si van a esperar a que esto se nos vaya de las manos definitivamente y entonces a lo mejor ya será demasiado tarde.
Avilés, 23 de mayo de 2020