A un hospital se llega roto. Inútil vestir el roto, querer disimularlo. Por eso el recién llegado encuentra, doblado y limpio, un camisón o pijama sobre la blanca cama que le ha tocado en suerte. Como el monje que abandona el mundo, muda el enfermo sus ropas seculares por el hábito común de los mortales. […]