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José María Urbano

Diario de un confinamiento

Llega la solidaridad

Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa

Día 8. 

21 de marzo 2020

 

Octavo día de confinamiento, comenzamos la cuenta atrás hasta ese día 15. Ese debe ser el objetivo ahora, no merece la pena ir más allá, aunque todos sepamos… Vayamos paso a paso. Alegrémonos de lo que estamos consiguiendo: ocho días en casa. Con angustia, con miedo, con preguntas que no tienen respuesta, pero a la vez con la suficiente fortaleza como para saber que cada uno de nosotros forma parte de la solución, en el caso de la mayoría con algo tan simple como quedarnos en casa y, si podemos, intentar hacer más llevadero este drama apoyando a los demás de la forma que cada uno entienda como más conveniente.

Hablamos todos los días de los héroes, los sanitarios, los de los comercios y servicios, transporte, fuerzas de seguridad del Estado, Ejército, policías locales… Todos ellos están en el aplauso de las ocho de la tarde. Pero pese a que lo que voy a escribir ahora mismo a alguno no le va a sonar del todo bien, también hay que romper una lanza por el trabajo de los gestores políticos. Cuando esto acabe será el momento de pedir responsabilidades por los errores cometidos, del presidente del Gobierno abajo. Ahora el afán debe estar en otras cosas. Pero seríamos injustos si no reconociéramos el trabajo que están realizando esos gestores políticos que están desbordados por una pandemia que afecta ya a 172 países en todo el mundo, que a veces pensamos que nuestra vida empieza y acaba en El Fontán, en Begoña o en El Parche. Y resulta que todo esto empezó en Wuhan, en la ciudad industrial de China.

Gestores políticos del Gobierno, gobiernos regionales y ayuntamientos que ponen sus desvelos en encontrar fórmulas y adoptar medidas que ayuden a sobrellevar y paliar los efectos de esta pandemia, cada uno desde su ámbito y su responsabilidad. Su esfuerzo también es ejemplar y hay que reconocérselo.

Hay buenas noticias sobre ese trabajo que se está llevando a cabo. Por ejemplo, en Asturias la Consejería de Ciencia del Principado anunciaba ayer el impulso de un proyecto inmediato para reciclar cien mil mascarillas al día y producir un millón diario si se necesita y se encuentran apoyos, que se encontrarán, seguro. Ahí está el prototipo de respirador que se va a probar mañana en el HUCA y que ha sido desarrollado por cuatro ingenieros asturianos para su posterior producción en 3D, contando con el apoyo institucional. Son solo dos ejemplos que nos indican que hay mucha gente, y entre ellos los gestores políticos, no me cabe la menor duda, que están en esa onda de dedicar todos sus esfuerzos a buscar soluciones a una situación jamás vivida posiblemente en el mundo entero.

Y mientras tanto, tras la estela de Amancio Ortega –supongo que Juan Carlos Monedero estará escondido debajo de una mesa tras haberse demostrado una más de sus mentiras habituales cuando habló del ERTE de Inditex; a ver si con un poco de suerte permanece ahí debajo un ratín largo-, empiezan a sumarse todo tipo de compañías, dentro y fuera del país. La propia hija de Amancio Ortega, Sandra, anunciaba ayer mismo la donación de un millón de mascarillas, así como pantallas protectoras y monos médicos. El primer pedido impulsado por su padre llegaba ayer a Madrid procedente de China. De ese país llegan más apoyos de las grandes tecnológicas como Huawei, Xiaomi o Alibabá. En nuestro país, hasta una bodega como la de González Byass ha puesto a disposición del Gobierno sus centros de Chinchón, Jerez y Tomelloso (Ciudad Real) para producir gel hidroalcohólico y alcohol sanitario. Sirva solo como uno de los ejemplos que empiezan a abundar afortunadamente.

Nada será como antes. Hay que insistir en ello. Y una de las cosas que habremos ganado en este tiempo de tragedia será esa ola de solidaridad que estoy seguro que se va a extender en el mundo, impulsada, no desde las élites políticas y económicas, siempre dispuestas a ganar sus batallas en beneficio propio, sino desde la base de los ciudadanos que, a modo de tsunami, van a obligar a esas élites a un cambio radical bajo la amenaza de ser llevadas por delante. Ya hay suficientes reflexiones sobre ese escenario futuro.

En fin, empecé esta mañana escuchando boleros –la limpieza prevista para hoy ha quedado aplazada, así que no salí por la ventana como me temía en el diario de ayer- y me he puesto por la tarde a escribir con música clásica de fondo en plan relajado y lo único que está consiguiendo es deprimirme. Así que corto en seco para tener dos recuerdos.

El primero para Dolfo Camilo, responsable de Cultura en el Ayuntamiento de Corvera, a quien esta mañana wasapeé para felicitarle por el artículo publicado en La Voz de Avilés, correspondiente a su sección semanal en asturiano, de nombre ‘Les lluvies de Castamere’. Bajo el título ‘La tontería’, sirva  como muestra el primer párrafo de su reflexión: “Si’l covid19 fuere xustu cebaríase namás que nos tontos que nos arrodien: nel tontu de guardia que va diez o doce veces al supermercáu’l mesmu día, pa ventiláse y p’acabar con toles esistencies de lo que necesite y de lo que non; nel tontu que se pon en modu bocamierda pa esparcir tolos ruxideros que puean llevanos de lo malo a lo peor; nel tontu que sabe más que tolos científicos del mundu xuntos; nel tontu que tien al perru con agujetes de sacalu un cientu veces a pasiase; nel tontu que cree que ye especial y qu’esto nun va con él…”.

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio, como un complemento más de esa historia de periodismo del bueno que están elaborando a diario un montón de compañeros, convertidos en agentes destacados del servicio público estos días.

Y como hoy se celebra el Día Mundial de la Poesía, nada mejor que finalizar este diario de hoy con una poesía que nos ofrece Agustín Alonso Biscayar, el autor avilesino más laureado de los últimos tiempos, al que le he pedido permiso para reproducirla. Dice así.

ABRAZOS CONFINADOS

“Recojo suspiros y besos ausentes
por las esquinas solitarias de la casa,
por habitaciones desiertas
donde retumban ecos de sonrisas ya confinadas
como puñaladas frías de los recuerdos.

Recogeré todos esos besos,
todos esos abrazos para guardarlos
en el mejor de los lugares y esperaré.

Esperaré a que vuelvan los sonidos,
el murmullo otra vez de las hojas en el parque,
las voces de los niños y el canto de los pájaros.
Esperaré la rutina diaria de la normalidad,
ese paraíso que se dibuja en la sonrisa
y la mirada cercana de todas las personas.

Y entonces prometo…¡os abrazaré!.”

 

Ánimo.

Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa

 

 

 

 

 

 

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Sobre el autor

José María Urbano, periodista, exjefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico. Jubilado. Este es un blog especial con fecha de caducidad. Nace a modo de diario de un jubilado confinado en casa, como la mayoría, por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus, con el único objetivo de compartir alguna reflexión, alguna información y algún enlace que nos ayude a todos a sobrellevar esto de la mejor forma posible. Sin más afán que ese, huyendo a ser posible de la política y de la sobreexcitación informativa. Vamos a intentar pasarlo lo mejor posible. Curiosamente, este blog desaparecerá el mismo día que se decrete el final del confinamiento. Ese día nos iremos todos a la calle a celebrarlo