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José María Urbano

Diario de un confinamiento

Claro y conciso

Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa

Día 11. 

24 de marzo 2020

 

Es imposible ponerse en la piel de los 47 millones de ciudadanos que tiene este país, porque como ya dije en uno de los primeros días de este confinamiento cada uno de esos 47 millones podría contar una historia diferente de cómo le va en esta tragedia. De todas formas, once días de ‘enchiqueramiento’, que en estas circunstancias ya parecen un mundo, parecen suficientes como para hacerse una cabal  idea de algunas cosas.

Por ejemplo, da lo mismo que esta sea una pandemia global en la que estén atrapados casi doscientos países en todo el mundo. Hay alguno al que sus obsesiones no le permiten ir más allá de la primera habitación de su casa. Tiene culpables para todo. Las redes sociales –twitter por ejemplo- y algunos medios de comunicación dirigidos por los indas varios que pueblan este país se han convertido ya en un infecto estercolero, en donde el odio va parejo al disparate continuo. Estos por un lado, y por el otro, los que siguen con el racarraca de dar lecciones de dignidad (?) criticando apoyos espectaculares como el de Amancio Ortega. Van jodidos porque la respuesta de las empresas empieza a ser impresionante. De todas formas, también hay gente dispuesta para todo: para tragarse bulos, noticias falsas y demagogias varias, y también seguir con su proselitismo político.

No seré yo quien entre a poner orden. Bastante tengo con sobrevivir como la inmensa mayoría, con el menor daño posible en todos los órdenes, el sanitario el primero, claro. Dije el primer día que no es el momento de pasar facturas por los errores cometidos, porque si en el día 11 de encierro seguimos con ese análisis es que tenemos un pequeño problema. Las facturas las pagarán en su día quien las tenga que pagar, de eso no me queda la menor duda. De la misma forma que no dudo de que a la actual clase política se le van a acabar sus privilegios y la tontería. Porque en general los humanos perdonamos sin mayores problemas los errores de quien hace algo o lo intenta. Lo que ya no se va a soportar más es la frivolidad, el mundo guay de mucha de esta gente, la política del twitter dándole al ‘me gusta’ entre el club de fans que se han montado entre ellos. Y también se va a tolerar mal la ignorancia supina de políticos que no saben hacer la ‘o’ con un canuto y ocupan cargos de responsabilidad simplemente por ir arrastrándose durante años con un carné en la boca. Vayan preparándose.

Dicho lo anterior. Hay que gradecer a los gestores políticos en los ámbitos nacional, regional y municipal el esfuerzo que están haciendo estos días por tratar de gestionar de la mejor forma posible una epidemia que ningún ‘premionobel’ fue capaz de predecir, aunque ahora aparezcan ‘premiosnobel’ por todas partes. Desgraciadamente esta pandemia está obligando a reaccionar minuto a minuto y eso no es fácil para nadie.

Y en general hay que decir que el sistema está funcionando bien, más allá de los problemas muy graves derivados de falta de material sanitario para los profesionales, que se está intentando remediar gracias sobre todo a la respuesta de la que nunca falla, la sociedad civil, con empresas que se están volcando en aportar soluciones.

Si de esta tragedia sacamos la conclusión de que nunca más, ningún Gobierno, del signo que sea, va a escatimar en los presupuestos de la sanidad pública y en los de innovación, en I+D+i, habremos dado un paso de gigantes como país.

Y siempre será poco insistir en el papel de los héroes de estos días de la sociedad civil: sanitarios, fuerzas de seguridad del Estado, policías locales, el personal de todo el sector servicios, el de alimentación, taxistas, camioneros, periodistas, toda la gente que sigue trabajando –qué importancia tiene que haya empresas que estén funcionando todavía, cada uno en lo suyo- y finalmente también esos millones de personas que están manteniendo el confinamiento en su casa para tratar de ayudar a salir de esta pesadilla.

Por todo esto, a los políticos, sobre todo a los que están al mando de esta gran operación,  hay que pedirles en estos días que se dediquen exclusivamente a dar mensajes claros, concretos y concisos. Sin adornos de ningún tipo. En el día 11 de encierro no hace falta explicar porqué se están utilizando los servicios telemáticos para la tarea de gobierno. Por favor… Y cuiden el lenguaje: “Estamos preparándonos para…”. ¿Cómo que se están preparando en el día 11 de confinamiento para hacer algo?

Necesitamos un parte diario, el ‘Parte’ de las dos de la tarde de Radio Nacional: situación sanitaria; medidas adoptadas, ruegos y avisos. Y ya. El estado de ansiedad y de miedo de la sociedad en este momento no soporta ningún tipo de frivolidad. Lo que se quiere escuchar es que, en el caso del Principado, se han conseguido ya los materiales y sistemas que ya tienen otras comunidades para hacer frente a los casos de afectados.

Ayer, en este diario, felicitaba al Ayuntamiento de Avilés por su nota de prensa en la que daba cuenta de las medidas que se habían adoptado para estar pendientes de las personas mayores. Hoy, en cambio, recibo otra nota que me produce una cierta perplejidad. El Ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña de apoyo al confinamiento de las personas y lo ha hecho utilizando 61 mupys en toda la ciudad. ¿Dirigida a quién? ¿Los mupys quién los va a ver si la inmensa mayoría estamos confinados en casa? ¿Alguien cree que las personas que tienen que salir de sus casas para dirigirse a sus trabajos se van a ver reconfortados con ese mensaje de los mupys?

Se me ocurre que si de lo que se trata por parte del Ayuntamiento es de lanzar una campaña de ánimo, de respaldo al esfuerzo que se está realizando, mejor ocupaban espacios en los medios de comunicación, en este periódico por ejemplo. Y sería una buena forma de apoyar económicamente a un sector que también está siendo, en general –olvidémonos de las guerras de Madrid- un elemento clave en esta crisis, como lo es siempre y en todo momento en las sociedades democráticas. Y las medidas de ajuste, por lo que leo, empiezan a llegar a unos medios que quedaron ya diezmados como consecuencia de la crisis de 2008.

Mientras, fuera de nuestro país, hay algunos que se preparan para lo peor y que ponen a España como ejemplo de las medidas de confinamiento general, aunque aquí algunos piensen que no se está haciendo nada o se está haciendo todo mal. O mejor: no está haciendo nada bien. Hay que viajar a Estados Unidos, a Francia, a Inglaterra, dentro de muy poquito a Holanda, países que en principio son “superiores” al nuestro. Ya lo iremos viendo.

A nivel personal, sensaciones encontradas. ¡Vaya día de playa que nos perdimos hoy! Ya saben que dicen los técnicos, los que saben, que con menos de media hora de exposición al sol, también en casa, es suficiente para satisfacer las necesidades diarias de vitamina D que necesitamos. Y por otro lado, busquemos el lado positivo: dicen que el calor, las altas temperaturas, atacan a este puto virus. De todas formas, esto último hay que tomarlo con cautela porque este discurso también lo ha utilizado ‘Anomalía Trump’ , que a estas horas es posible que haya cesado ya a su último consejero en esta pandemia, el doctor Anthony Fauci, del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas. Simplemente porque “no le gusta” lo que le está trasladando después de decirle a la cara, del presidente, que los quince días de confinamiento ‘sui generis’ que ha decretado (prohibición de las reuniones de más de 10 personas) no van a solucionar nada. Dudo que mañana siga en el cargo: hoy ya no compareció en la rueda de prensa habitual al lado del señor presidente.

Y por fin llegó el zafarrancho de limpieza al despacho decidido por el 50 por ciento de este domicilio de dos. Primera jornada de la que he salido indemne, porque ya me temía lo peor. La verdad es que las sensaciones son de lo más variado entre cientos de libros, apuntes, fotografías, agendas, guías y recuerdos personales muy íntimos y muy especiales. El ‘meneo’ ha sido tan intenso que hasta me ha parecido escuchar alguna nota salida de la flauta dulce que utilizaba en mis tiempos de estudiante de Magisterio y que lleva años inactiva, adornando una de las baldas de la librería.  Mañana más… más limpieza quiero decir.

Ánimo

Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa

 

 

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Sobre el autor

José María Urbano, periodista, exjefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico. Jubilado. Este es un blog especial con fecha de caducidad. Nace a modo de diario de un jubilado confinado en casa, como la mayoría, por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus, con el único objetivo de compartir alguna reflexión, alguna información y algún enlace que nos ayude a todos a sobrellevar esto de la mejor forma posible. Sin más afán que ese, huyendo a ser posible de la política y de la sobreexcitación informativa. Vamos a intentar pasarlo lo mejor posible. Curiosamente, este blog desaparecerá el mismo día que se decrete el final del confinamiento. Ese día nos iremos todos a la calle a celebrarlo