Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa
Día 36.
18 de abril 2020
Yuval Noah Harari pasa por ser uno de los pensadores mas destacados del siglo XXI. Profesor, historiador y reconocido escritor –su trilogía ‘Sapiens’ ha vendido más de trece millones de ejemplares–, este israelí de 44 años ha sido claro a la hora de vislumbrar una salida a la pandemia del coronavirus. La historia, las reglas del juego de la geopolítica, se están reescribiendo ya y las decisiones que se tomen en el plazo de dos meses, no más allá, marcarán el futuro de este planeta. Y solo caben dos opciones: o la salida individual de cada país, lo que significará un retraso terrible, o una actuación global que nos dejaría un legado de solidaridad, confianza y cooperación con vistas al futuro para afrontar retos como el de nuevas epidemias o el cambio climático que nos amenaza a todos.
El pasado jueves Harari intervino en el programa de Iñaki Gabilondo (Movistar +) y a mi modo de ver dejó una frase para la historia de esta pandemia: “El que en un minuto no sea capaz de definir qué es un virus, está ya descalificado para opinar sobre esta crisis sanitaria”.
Si siguiéramos su sentencia, el 95 por ciento deberíamos optar por callarnos. No deja de ser un consuelo que en el caso de los políticos el silencio debería hacerse entre el mismo porcentaje, incluso un poco superior.
The New York Times, ese referente mundial del periodismo cuyas opiniones siempre ‘van a misa’ para algunos, sobre todo cuando sus sentencias benefician “a los nuestros”, acaba de publicar un artículo en el que define “el escándalo por la oposición de la derecha y los ultramontanos” en España en contra del Gobierno en este momento en el que en el resto de países del mundo hay un cierre de filas respecto a los que tienen la responsabilidad de gestionar la pandemia. El artículo cita además a dirigentes autonómicos del PP como Díaz Ayuso (Madrid) o Monago (Extremadura) –éste ha llegado a pagar publicidad en Facebook para atacar al Gobierno–, dispuestos a minar la acción del Ejecutivo, pese a que la señora Ayuso parece desconocer (ni en broma lo desconoce, claro) que la gestión sanitaria es de su competencia y las cosas en Madrid van como van. Mejor que se haga el silencio.
Mientras tanto, el 88 por ciento de los españoles piden a los partidos políticos que se pongan de acuerdo para salir de esta crisis.
Como yo soy incapaz de definir en un minuto lo que es un virus, recupero las reflexiones de Harari referidas a la necesidad de buscar una salida global, con todos los países unidos, para referirme solo a las cifras. Y a partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones.
El mundo que conocemos hoy gira en torno a dos potencias mundiales (tras la ‘deserción’ de Europa) y su guerra particular por imponerse una sobre otra: Estados Unidos y China. Del cada día más innombrable presidente de Estados Unidos sabemos cuál es su opinión: America first. “Yo el primero”. “Esto es un resfriado, en Pascua todos a la calle”. Últimos datos en Estados Unidos: 706.832 contagios, 37.084 muertos.
Y de China no sabemos nada y lo sabemos todo. Sobre todo que miente. No hace falta entrar en el pantanoso terreno de las especulaciones sobre el origen de este virus, entre otras cosas porque ni siquiera el mundo científico, el de verdad, se pone de acuerdo sobre la posibilidad de que este virus haya sido un ‘percance’ originado en la ciudad de Wuhan.
Pero sí sabemos las cifras oficiales. Resulta que la pandemia del Covid 19 se origina en en el mes de diciembre en Wuhan (11 millones de habitantes), capital de la provincia de Hubei (58,5 millones de habitantes). En este territorio se han producido, según los últimos datos, 3.689 muertos.
China tiene 1.400 millones de habitantes y el número de fallecidos en todo el país, según esas mismas fuentes oficiales, es de 4.632. Es decir, en Wuhan y en la provincia de Hubei han muerto casi 4.000 personas, y en el resto de China (9,6 millones de kilómetros cuadrados) solo ha habido 943 muertes. Nadie puede creerse estos datos. En las provincias que rodean territorialmente (pegadas) a Hubei el número de muertos se ha repartido así: Chongqing (6 muertos), Junan (4), Jiangxi (1), Anhui (6), Henari (22) y Shaanxi (3).
Estas cifras de muertos sólo refuerzan esa teoría a la que nadie sensato quiere agarrarse de que China ‘controló’ el virus desde el primer momento. ¿Cómo es posible que la epidemia solo afecte a una provincia en concreto? ¿Tendría explicación que en España solo hubiera afectados en Madrid y prácticamente ninguno en el resto del territorio nacional?
Bélgica, con 11 millones de habitantes, los mismos que Wuhan, suma ya 5.453 muertos, es decir, 821 muertos más que en toda la provincia de Hubei (recordemos: 58,5 millones de habitantes).
Bien, en este estado de cosas, con un presidente en Estados Unidos que retira la asignación de su país a la OMS en plena pandemia, que les dice a los científicos de su país que sus investigaciones sobre la vacuna contra el coronavirus sólo son para Estados Unidos, que tiene confinadas en un campamento en Texas, frontera con México, a 2.500 personas que esperan una audiencia para solicitar el asilo, que 6 de cada 10 estadounidenses creen ya que se tardará cinco años en superar el desastre económico que viene…
Con todos los interrogantes del mundo sobre China, sobre lo que ha hecho y lo que va a hacer; con la constatación de que está “vendiendo” a todo el mundo toda la producción de productos sanitarios de emergencia que nadie tenía almacenados en sus países; con la demostración diaria de que sus productos son una chapuza, que obligan a la chapuza a todos los gobiernos, al menos los de Europa (el último, Gran Bretaña, que tras pagar 20 millones de dólares por adelantado a dos empresas chinas, AllTest Biotech y Wondo Biotech, por kits de prueba para el Covid 19, ha tenido que devolverlas porque no sirven)…
Con esta panorama que nos ofrecen Estados Unidos y China, va a ser difícil que se cumpla el gran objetivo del que nos habla Yuval Noah Harari, casi el ruego que hace a todo el mundo: una gestión de la pandemia y una salida económica global, todos de acuerdo en un mismo objetivo.
Malas noticias, sin duda. Lo que nos lleva a recordar lo expuesto en este diario hace unos pocos días: ¿Líderes? ¿Qué líderes? ¿Dónde?
Una precisión. Ayer comentaba por encima que EdP, mi casero de la luz y el gas, no había tenido un detalle todavía con “sus clientes” en este tiempo en el que el consumo de electricidad se va a disparar en todos los domicilios. Me dice una persona a través de las redes sociales que a ella le anunciaron una bajada del 17 por ciento. Lo dejo aquí para que conste. A mí desde luego no me ha llegado nada. Esperaré.
En todo caso, estoy contento porque me hicieron caso ayer mismo…
Bien es cierto que me hicieron caso… pero no aquí, sino en Bélgica. Olivier Warnier, responsable del servicio a clientes de la empresa Lampiris firmaba una carta llegada el viernes en la que comunicaba a sus clientes-amigos que con motivo de la pandemia del Covid 19 su empresa había decidido pasar a todos sus clientes belgas a la tarifa nocturna. Es decir, si una vivienda en el centro de Bruselas paga unos 60 euros al mes por luz y gas (sí, sí, 60 euros, no se sorprenda usted querido vecino de barrio), a partir de ahora pagará aproximadamente 30 euros.
Y uno se siente feliz. Al menos veo que me ‘leyeron’ en Bélgica.
Cuando salgamos de casa. Una de las rutas más guapas que se pueden hacer en el Paraíso natural de Asturias es la del Río Dobra, que se inicia a muy pocos kilómetros de Cangas de Onís. Un paseo espectacular al lado del río. Y al final, un restaurante del mismo nombre que el río del que no te apetecerá irte. (Foto: José María Urbano).
Ánimo.
Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa