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José María Urbano

Diario de un confinamiento

Los niños, protagonistas

Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa

Día 44. 

26 de abril 2020

 

Domingo, toca descansar. Solo dos apuntes.

Ver esta mañana desde la ventana a los niños en la calle, acompañados de sus padres, supuso una dosis extraordinaria de alegría, de buenas vibraciones, de comprobar que estamos ante el inicio de lo que puede ser la vuelta a la normalidad. Una normalidad anormal porque tardaremos mucho tiempo en recuperarnos en todos los sentidos, y muchas personas y muchas cosas que hasta ahora considerábamos ‘nuestras’ y ‘para toda la vida’ se van a quedar por el camino. Está pasando ya. Contamos con ello. Y a continuación veremos la pandemia económica.

Luego, a medida que va pasando el día, observas por comentarios, fotografías e imágenes de televisión que hay gente que es una inconsciente o pasa de todo. Y no sé cuál de las dos cosas ofende más. Si es que alguna gente no se ha enterado de lo que pasa y de las condiciones para salir de casa en este primer momento, hay que decirle que la tontería siempre ha cotizado a la baja y que los ‘despistados’ no tienen perdón porque lo que sobran en esta sociedad son canales de información como para no darse por aludidos.

Si por el contrario, estamos ante el clásico/a listo/a de toda la vida, que se lo pasa todo por el forro, directamente hay que decir que su comportamiento es indeseable, porque con su actitud lo que están provocando es que los que nos consideramos normales y cumplimos con lo establecido oficialmente, que somos la mayoría, nos veamos condenados a no salir de casa seguramente alguna semana más de lo que dictaría la lógica de los datos al observar el número de fallecimientos y de contagiados. Y lo que es peor, que creciera de nuevo el número de contagiados y la tensión en los hospitales.

Que conste que lo que yo he visto en el par de ocasiones que me he asomado a la ventana esta mañana ha sido de una normalidad y un respeto admirables. Dignos de aplauso niños y padres. Tengo unos vecinos que son unos fenómenos. Pero algunas fotografías y algunos comentarios me dejan perplejo. Creo que en general no es el caso de Asturias entera, en donde la normalidad ha sido la tónica general, y que son imágenes de Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca… Imágenes de televisión de la playa de la Barceloneta han sido bastante ilustrativas en ese sentido.

Segunda reflexión. El comentario del Diario de un confinamiento de ayer –subido hoy a Facebook, como hago habitualmente–, titulado ‘Obrigado’, provocó una inesperada reacción de comentarios personales que llegaron a desbordarme porque ninguno de los 43  anteriores había suscitado esa ola de adhesiones. Y la coincidencia y conclusión de todas esas reacciones es la misma: gracias por la serenidad y por aplicar el sentido común.

Me sigue sorprendiendo la gente que critica al Gobierno porque “no se pueda hablar”, ni “criticar” y porque estén amordazando a la gente. Pues menos mal que “no se puede hablar ni criticar”. Nunca en la historia reciente se ha hablado y escrito tanto, incluso por parte de quienes te señalan porque no  te subes a su ola, la de la corbata negra, la bandera con crespones negros y los dos minutos de silencio, como ayer hizo el Ayuntamiento de Oviedo en la Gabinona. Solo nos queda un dato, que a lo mejor hoy o mañana nos ofrece el Ayuntamiento de Oviedo: a ver cuántos muertos menos contamos con esa bandera en mitad de la rotonda, escoltada por los agentes de la Policía Local, obligados a emplear sus horas de trabajo en este tipo de cosas. Ah, que no va de eso, de curar a las personas, sino de tener presentes a los muertos y respetarlos. Sigo pensando que a los muertos se les respeta de forma individual, incluso llorando cada día por todos ellos, no llamando a las televisiones para que capten tus lágrimas. Eso tiene otro nombre. En todo caso, mi respeto total y absoluto a quien defienda este tipo de duelos y gestos.

Por cierto, y ya que he citado al Ayuntamiento de Oviedo. Dice su concejal de Economía, Javier Cuesta, que los ayuntamientos están asumiendo en esta crisis competencias que no son municipales propiamente dichas y pide explicaciones y dinero al Gobierno central. Reflexión a la que se une la portavoz del PP en la Junta General del Principado, Teresa Mallada, que además reclama que los ayuntamientos puedan hacer uso de sus superávits y remanentes. Con todos mis respetos: ¿Estas personas dónde han estado hasta ahora? El Ayuntamiento de Avilés, por ejemplo y no es el único, emplea en torno al 30 por ciento de su presupuesto desde hace muchos años a Servicios Sociales y Promoción Económica, hasta el punto de ser un referente en España; casi el 15 por ciento de la población recibe algún tipo de ayuda o atención, y desde hace años aquí se sabe lo que es el salario social. Por supuesto que no son competencias municipales, pero ¿qué hacemos con las personas que se han quedado casi fuera del sistema, o con las personas mayores que viven solas? Respecto a los superávits y remanentes que acumulan los ayuntamientos sin poder utilizarlos, habrá que recordarle a la portavoz del PP que fue el Ministro de Hacienda de su partido, Cristóbal Montoro, el que por mor de la Ley de Estabilidad Presupuestaria de 2012 prohibió a los ayuntamientos utilizar esas partidas. Y que ha sido ahora la FEMP, que dirige el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y a nivel regional los alcaldes de Navia, Mieres y Corvera, entre otros, los que han demandado que se encuentre una solución para ese problema y poder utilizar todo ese dinero en este momento de crisis que se avecina.

Todos los ayuntamientos, sin excepción, han asumido competencias que no son municipales para beneficiar a los ciudadanos en cuestiones que se han considerado de interés. ¿Quieren un ejemplo en el PP de Oviedo? Pregúntense porqué el Conservatorio de Oviedo no le cuesta ni un euro a su ayuntamiento, lo mismo que al de Gijón, al ser asumido su coste por el Principado en su totalidad, y en cambio el de Avilés, como el resto de escuelas de música de Asturias, recibe tan solo una subvención del Principado y el coste lo tienen que asumir los ayuntamientos. Y ojo, estamos hablando del Conservatorio Municipal Profesional de Avilés, no de una escuela de música municipal.

En fin, domingo de cuenta atrás: niños en la calle, voces infantiles, actividad, padres responsables y felices, espectadores desde la ventana también felices y esperanzados, vermut (que es domingo), manzanilla de Sanlúcar, una versión del Grandola Vila Morena espectacular al alto la lleva en los bafles y que te pone los pelos de punta (perdón vecinos), y por la tarde lectura, mucha lectura, de esos compañeros de El Comercio-La Voz de Avilés que siguen a diario en esa batalla por la información que van ganando por goleada,  para orgullo de quienes somos sus lectores y admiradores. Sois unos héroes.

 

Cuando salgamos a la calle. Una de las cosas que más nos reconfortarían a todos sería comprobar que nuestra industria recupera la normalidad para seguir siendo la clave de la economía y el  empleo. Y que empresas como Windar, del Grupo Daniel Alonso (en la imagen) nos sigan provocando el orgullo de poseer todo lo bueno e importante que tenemos en el Principado de Asturias. (Fotografía: José María Urbano).

 

Ánimo.

Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa

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Sobre el autor

José María Urbano, periodista, exjefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico. Jubilado. Este es un blog especial con fecha de caducidad. Nace a modo de diario de un jubilado confinado en casa, como la mayoría, por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus, con el único objetivo de compartir alguna reflexión, alguna información y algún enlace que nos ayude a todos a sobrellevar esto de la mejor forma posible. Sin más afán que ese, huyendo a ser posible de la política y de la sobreexcitación informativa. Vamos a intentar pasarlo lo mejor posible. Curiosamente, este blog desaparecerá el mismo día que se decrete el final del confinamiento. Ese día nos iremos todos a la calle a celebrarlo