Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa
Día 45.
27 de abril 2020
Según parece, mañana martes se va a reunir en la sede del Ministerio de Industria la comisión de seguimiento de la venta de Alcoa al fondo de inversión suizo Parter Capital, que primero dio como resultado la creación de la marca Alu Ibérica para gestionar las plantas de aluminio primario de Coruña y Avilés, y que hace unos días nos ofrecía la sorpresa de que había vendido el 75 por ciento de la empresa a otro fondo, con sede en Ucrania, de nombre Grupo Industrial Riesgo
Sorprendentemente, el Ministerio de Industria ha sido el primero en desvelar que no tenía ni idea de este último movimiento, lo mismo que ha dicho Alcoa, que ha ido un poco más lejos y ha sentenciado que esa última operación no se ajusta a las condiciones de la venta. Habrá que esperar a ver hasta dónde piensa llegar con la denuncia.
Un breve resumen. Alcoa decide cerrar las plantas de Coruña y Avilés tras haberse aprovechado durante años de una tarifa eléctrica “casi gratis” que le otorgó el Gobierno de José María Aznar cuando la compañía norteamericana se adjudicó la privatización de la antigua Inespal, y antes Endasa. (Ya sé que la historia y los datos molestan a veces, sobre todo en tiempos de tribulaciones como la actual, pero los datos son siempre sagrados, como bien sabemos en periodismo, al menos el de mi casa, no respondo de otros).
Cuando Alcoa tuvo que competir en el mercado con las tarifas eléctricas no subvencionadas tipo ‘premium’, simplemente decidió abandonar España. (Se ha quedado de momento en San Ciprián, Lugo, en donde mantiene una gran planta en la que también sigue vivo el negocio de la alúmina, la materia prima del negocio, y ya veremos hasta cuándo).
Gracias a la presión ejercida por los sindicatos de una forma ejemplar en Avilés, Asturias, lo mismo que en Coruña, y a la protesta sin fisuras de gobiernos como el del Principado y la Xunta y ayuntamientos como el de Avilés y Gozón –supongo yo que desde la prensa también tuvimos algo que ver– , se consiguió que el problema cobrara una dimensión nacional y tuviera que intervenir el Ministerio de Industria para plantarle cara a Alcoa y exigirle que buscara una solución antes de dar el portazo definitivo.
Y eso se logró. Desde luego con bastantes dudas sobre el protagonismo casi exclusivo de Alcoa en la operación (era el dueño, aunque a lo mejor el Gobierno de España le tendría que haber recordado algunas ‘facturas’ pasadas), pero al final todo el mundo respiró ‘aliviado’ porque había aparecido un inversor que “garantizaba” el empleo en las dos plantas, la gallega y la asturiana. El Ministerio, los gobiernos regionales y los ayuntamientos, además de los sindicatos, coincidieron en que se firmara cuanto antes el acuerdo. Al fin y al cabo, se garantizaban el empleo y los sueldos durante dos años, no así la carga de trabajo, como se pudo comprobar rápidamente. También es justo señalar que los sindicatos sí hablaron del proyecto industrial de Quantum, mientras dijeron desconocer el de Parter.
Alcoa ponía encima de la mesa 100 millones de euros para ‘aguantar’ esos dos años y facilitar así la labor del nuevo ‘propietario’, que ya desde el primer día dijo que lo de las cubas electrolíticas, que son la base del negocio actual de Avilés y Coruña, dependerían de una tarifa eléctrica en España que fuera competitiva, algo que ni este Gobierno ni nadie va a ser capaz de garantizar. Es más, en este Gobierno hay ministros como Teresa Ribera que estarían ‘encantados’ (por sus obras les conoceréis, se dice en el Evangelio, me parece) de que la industria básica desapareciera.
Hace unos día critiqué en este diario al presidente del comité de empresa de Avilés por unas manifestaciones suyas extemporáneas, aunque comprensibles cuando uno se entera “por la prensa” de lo que constituye un engaño: Parter vende el 75 por ciento de la empresa a otro grupo, culminando así una negociación que se había iniciado al mes de cerrarse el acuerdo inicial. Un engaño en toda regla a todo el mundo, pero sobre todo el Gobierno de España, que hasta ahora no se ha pronunciado. Vamos a ver qué es lo que dice mañana.
Mi crítica al presidente del comité, como cabeza visible del comité avilesino –ejemplar en todo este proceso, conviene remarcarlo–, es que ellos saben perfectamente que había otra oferta de compra mucho más prometedora, por venir de un grupo industrial, no especulativo, de nombre Quantum, cuyas instalaciones incluso llegaron a conocer. Esa opción solo tenía un problema: Quantum estaba interesado por la planta de Avilés, pero no por la de Coruña. Y ahí ha estado la clave de este asunto. El comité, el Gobierno regional, los ayuntamientos y el Ministerio de Industria cerraron filas y dijeron que “las dos o ninguna”. Perfecto. Solidaridad territorial.
Como vivo desde hace unos sesenta años en una ciudad, una comarca, Avilés, que es la tercera población de Asturias, siempre por detrás de Oviedo y Gijón, incluso también por detrás de las cuencas mineras y ahora también de la zona centro que representa Siero, llevo sesenta años esperando que alguien me explique qué es eso de la solidaridad cuando no es de ida y vuelta, acostumbrados como estamos en este territorio a ganarnos las lentejas en solitario, incluso cuando en nombre del ‘interés general’ nos hemos quedado sin cosas que habían definido nuestra propia esencia como territorio, porque invocando ese mismo ‘interés general’ alguien interpretó que estaban mejor en otro sitio. Por no hablar de humillaciones como la de negar a Avilés –la ciudad más joven de Europa en su día y la de mayor índice relativo de matriculaciones universitarias– la opción de tener un ‘campus’ universitario propio. Si es que Asturias, que es lo que es, no lo que pensamos los asturianos que somos, se puede permitir el lujo de tener tres campus universitarios. Por supuesto, para Avilés no. Otros tuvieron más suerte.
Así que estoy ya un poco mayor –y ahora con esta pandemia mucho más al ser personal de riesgo- como para que me sigan contando las mismas historias que he criticado durante años de ejercicio profesional de periodismo.
Se lo voy a recordar hoy al presidente del comité de empresa de Alcoa-Avilés y a los miembros de ese comité, desde el absoluto respeto y admiración que siento por ellos. Mañana van a estar en el Ministerio de Industria y se van a enterar (supongo que lo sabrán mejor que yo) de que Quantum podría seguir dispuesto a apostar por la planta de Avilés apoyando incluso la opción del Grupo Industrial Riesgo.
Respecto al Ministerio de Industria, una vez más se pone de manifiesto que este Gobierno sabe muy poco de industria. Tuvo la sensibilidad de crear un ministerio con ese nombre (los anteriores, ni estaban ni se les esperaba), pero hasta ahora lo único que han demostrado es que se han conformado con actuar como bomberos encargados de apagar fuegos momentáneos, sin visión de futuro. Apagamos las llamas: misión cumplida. Y así nos va la vida.
Este Ministerio de Industria, que dirige una mujer cercana y voluntariosa, según coincide todo el mundo, ha demostrado que su política es de muy corto recorrido. Vendió en su día un arreglo con la planta de Vestas en León (cierre de un negocio redondo que daba empleo y riqueza en la zona, hasta que se hartó al inversor principal con cuestiones de costes medioambientales) y resulta que seguimos esperando que alguien nos hable del resultado del ‘gran proyecto’ que se iba a poner en marcha en Villadangos del Páramo (León).
En Alcoa tiene toda la pinta de haber sucedido lo mismo. Teníamos un problema, lo resolvimos rápido, el horizonte nos importaba menos (dos años) y a descansar. Hasta que el manejo de un fondo de inversión nos desvela lo de siempre: el negocio es lo que importa para algunos.
Dicen que Alcoa puede denunciar a Parter por haberse saltado las reglas del acuerdo. Vamos a esperar a la reunión de mañana martes, aunque la situación es muy complicada. Parter ya no es una opción, ya ha demostrado cuál era su intención, con lo que una marcha atrás seria indeseada. El Grupo Industrial Riesgo acumula dudas y si quisiera seguir adelante necesitaría otro socio que le acompañara en un proyecto industrial. Ese socio, por lo que uno sabe, podría ser Quantum. Pero Quantum sigue diciendo que solo está interesado en la planta de Avilés.
Así que, llegados a este punto, lo que se impone es tomar decisiones. Y las decisiones, como todo el mundo sabe, las toman los que tienen la responsabilidad y el poder sobre ellas.
Cuando salgamos a la calle. En vista del sol y la buena temperatura de hoy, vemos que nos acercamos ya al verano y cuando podamos, una de las primeras visitas podría hacerse a la playa de Arnao, ese lugar fantástico (playa, buenos servicios, área recreativa cuidada), con un chiringuito, el Arnao Coast, que se ha convertido en un referente de la costa de esta región. Pero bueno, esto mejor que quede entre nosotros, como un secreto más del Paraíso natural. (Fotografía: José María Urbano).
Ánimo.
Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa