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José María Urbano

Diario de un confinamiento

Cuestión de Estado

Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa

Día 47. 

29 de abril 2020

 

Absolutamente decepcionante la reunión del martes de esa pretendida comisión de seguimiento de la venta de las plantas de Alcoa de Coruña y Avilés a Parter, el fondo de inversión suizo que en menos de un mes, tras cerrar la operación de compra de esos activos, ya dio muestras de su verdadero talante cuando empezó a negociar la venta del 75 por ciento del negocio a un grupo industrial, de nombre Riesgo, con sede en Ucrania, que no tiene ni una sola ‘crítica’ a su favor a la hora de analizar su solvencia. Lo de fondos ‘buitre’ se dice por algo.

Resulta que a la comisión de seguimiento no acuden ni el Grupo Riesgo –propietario del 75 por ciento del negocio y responsable máximo de su viabilidad– ni Alcoa, que exigió liderar en solitario la venta de las dos plantas y encima puso 100 millones de euros para garantizar que el nuevo propietario iba a aguantar los dos años a los que inicialmente se comprometió para mantener el empleo.

Es la propia Alcoa la que ahora ha denunciado que esa “reventa” del 75 por ciento no se ajusta al convenio firmado en su día, y aún ignorando hasta dónde está dispuesta a llegar en esa denuncia, parece increíble que no forme parte o no acuda a esa comisión de seguimiento que debería ser, a priori, la que tendría que controlar que todas las partes estaban cumpliendo los acuerdos.

Frente a eso, los comités de empresa, los sindicatos, poco pueden hacer, primero porque desconocen los términos del acuerdo de la venta de las dos plantas, pero además porque Parter dice que está todo en orden y que el Grupo Industrial Riesgo es que el que manda ahora. Y efectivamente, es el que ‘manda’ sobre los trabajadores.

Por eso resulta chocante, por llamarlo de alguna forma, el silencio del Gobierno central, es decir, el Ministerio de Industria, y los gobiernos regionales, Principado y la Xunta de Galicia, más allá de una declaración de compromiso. Y que con su silencio hayan avalado una operación dudosa que para nada tranquiliza a las plantillas de Coruña y Avilés, y a los territorios en las que se ubican.

No sé si hay que esperar a una reacción del Ministerio de Industria, sin descartar que el Gobierno tenga que intervenir de alguna manera en una industria clave, y del Principado y la Xunta. Pero cuando las cosas no se han hecho bien en tiempos de ‘bonanza’, a lo mejor hay que ponerse a temblar en este ‘totum revolutum’ en medio de una pandemia que puede provocar el que sea demasiado tarde cuando se quiera reaccionar.

La opción de Quantum, si se confirma su interés por sumarse al proyecto de Riesgo, al menos para Avilés, debe ser analizado y tomado en consideración sin ningún lugar a dudas, como reclamó ayer la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que incluso fue más lejos y exigió además que se revierta la venta de la compañía a Parter y a Riesgo y se vuelva al punto de partida con la búsqueda de un comprador con garantías.

No hay mejores perspectivas en ArcelorMittal, como recogí en el diario de ayer. El hecho de que la Dirección General de Trabajo rechazara hace unos días el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que había presentado la compañía por fuerza mayor, entre otras razones por entender que la medida era desproporcionada con respecto a la situación del grupo, originó una reacción sorprendente por parte de esta con el anuncio de la suspensión de inversiones, el despido de 50-100 trabajadores y dejando en el aire la actividad futura, con otro ERTE en el que los trabajadores se quedarían sin los complementos, o  lo que es lo mismo, un tajazo importante a su sueldo mensual.

Recuperados todos de la primera impresión de ayer, no queda otra que hacer un par de reflexiones. La autoridad competente ha permitido a ArcelorMittal mantener abierto un ERTE desde 2009, que ha manejado a su libre albedrío y cuando le ha interesado, en base a circunstancias del mercado y del negocio. Y nadie ha dicho nada, nadie ha denunciado nada. La empresa aduce ahora para cambiar la figura de ese expediente, y con él las condiciones anteriores más ventajosas para la plantilla, algo que es real, que la industria mundial está paralizada, con sectores como el del automóvil o incluso el de la construcción que están paralizados y que empiezan ahora a dar señales de vida. La actividad de la propia siderúrgica esta bajo mínimos en toda Europa y no sería de extrañar que ahora pasase también facturas anteriores en España, en donde pese a haber mantenido contactos al más alto nivel, han servido de poco en aspectos como el coste de la tarifa eléctrica y asistir, por ejemplo, al desastre económico que supuso el empeño del Ministerio de Transición Ecológica de ir degradando las condiciones de la subasta de interrumpibilidad hasta dejarla reducida prácticamente a cero para las empresas electrointensivas como ArcelorMittal, Asturiana de Zinc, Alcoa y otras. Millones de euros en todo caso.

Sabemos que el actual Gobierno de este país ha hecho una apuesta expresa –tan expresa como desmedida, como se ha denunciado en numerosas ocasiones– en la lucha contra el grave problema del medio ambiente que amenaza a todo el planeta. La cuestión es que España no está en condiciones de liderar este asunto, como pretende Pedro Sánchez y sobre todo su ministra Teresa Ribera, simplemente porque ni España es la principal causante del problema del CO2, lo mismo que Europa, ni este país tiene las fortalezas económicas de otros vecinos europeos como para poner en riesgo la poca industria que le queda.

Y si este Gobierno central sigue con esa idea, en donde el turismo, el sector servicios (con toda la carga de precariedad en el empleo y en las condiciones laborales que arrastra) y la construcción van a seguir siendo la base de nuestro PIB, tiene que salir un Gobierno regional y mostrarse inflexible.

Todos sabemos que en este país hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. No hay que tener miedo a llamar las cosas por su nombre. Vascos y catalanes, incluso Galicia, presionan con sus armas para conseguir, siempre, su propio beneficio.

Bien, pues Asturias, gobierne quien gobierne, tiene que plantarse ante quien sea para decir, alto y claro, que la industria de esta región es intocable. Y que el potencial existente en el Principado en base a multinacionales que son líderes mundiales en sus sectores, con apuestas claves de futuro como son sus centros tecnológicos, no se van a tocar bajo ningún concepto. Y a partir de ahí habrá que volver a negociar con ArcelorMittal el tiempo que haga falta para tratar de encontrar un punto de encuentro que satisfaga a ambas partes. Por supuesto, la compañía siderúrgica no puede pensar que esta crisis mundial no le va a pasar factura.

El mensaje es fácil de entender, no necesita una traducción especial. El mundo ha cambiado de la noche a la mañana y nada va a ser lo mismo para nadie –bueno, para los de siempre sí, incluso mejor–, por eso una región como Asturias, que está bastante bien situada respecto a la industria y a otras capacidades, tiene que reclamar de inmediato que el Gobierno, el Ministerio de Industria, vea los casos de Alcoa y de ArcelorMittal como algo esencial para la economía de este país.

Y ahí no valen componendas ni colores políticos. Es una cuestión de interés general en el que, en Asturias, nos va la vida.

 

Cuando salgamos de casa. Un poco más adelante, cuando se amplíe el perímetro de un kilómetro para poder pasear o caminar, merecerá la pena hacer de nuevo la senda del agua, ajustándola cada uno a los kilómetros que le apetezcan, y poder ver imágenes tan sugerentes como ésta. Y encima, al lado de casa. (Fotografía: José María Urbano).

Ánimo.

Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa

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Sobre el autor

José María Urbano, periodista, exjefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico. Jubilado. Este es un blog especial con fecha de caducidad. Nace a modo de diario de un jubilado confinado en casa, como la mayoría, por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus, con el único objetivo de compartir alguna reflexión, alguna información y algún enlace que nos ayude a todos a sobrellevar esto de la mejor forma posible. Sin más afán que ese, huyendo a ser posible de la política y de la sobreexcitación informativa. Vamos a intentar pasarlo lo mejor posible. Curiosamente, este blog desaparecerá el mismo día que se decrete el final del confinamiento. Ese día nos iremos todos a la calle a celebrarlo