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José María Urbano

Diario de un confinamiento

¿Líderes, dónde? (y II)

Reflexiones desde el #YoMeQuedoEnCasa

Día 32. 

14 de abril 2020

En las redacciones de los periódicos es habitual hablar de las ‘neveras’. En mi periódico, gente exquisita como Nacho Gutiérrez, Yolanda de Luis, Alberto Santos o Fernando del Busto se encargaban de tener a punto siempre una mini nevera para los yogures y el agua (bueno, a qué engañarnos, algunas ‘mauses’ se dejaban ver por allí de vez en cuando con la disculpa de que “hoy hay partido televisado”, que los de la sección de deportes siempre fueron, históricamente, los más lanzados ) y una cafetera que servía para entonar el cuerpo, sin que le faltara de nada.

Pero cuando hablábamos de nevera sabíamos todos a lo que nos referíamos: esos trabajos que debían hacerse por semana, con esfuerzo individual extra, para que sirvieran para el fin de semana: reportajes intemporales, entrevistas, perfiles… todo lo que pudiera adelantarse para que el equipo al que le tocaba trabajar ese fin de semana se tuviera que preocupar sólo de lo “del día”. Y en general, daba resultado. Tenía que “caer un horno alto” para que se trastocaran los planes previstos.

Ayer yo había hecho ‘nevera’ en este diario del enchiqueramiento al que estamos sometidos por este puto virus (ya sé que a alguien le puede molestar esa expresión, pero entenderán que este es un diario personal y yo en mi casa no ando con remilgos: éste es un puto virus que nos tiene hartos a todos).

El problema es que la ‘nevera’, en este caso la segunda parte de una reflexión sobre los líderes, la había preparado y cerrado ayer, aunque para no extenderme mucho más de lo prudencial la había dividido en dos, de forma que hoy iría la parte correspondiente  a los líderes del resto del mundo tras ocuparme ayer de los de ‘casa”.

Y no es que haya caído un horno alto para modificar la ‘nevera’, pero sí es cierto que en esta pandemia en la que cada cinco minutos hay una noticia, no queda otra que atender, aunque sea mínimamente, a lo ‘del día’.

Va a ser rápido. Leo, como todos, que una descerebrada de Vox, diputada nacional a la que le pagamos todos su sueldo mensual millonario, acusa al Gobierno de estar practicando una ‘eutanasia feroz’ con la gente mayor. Y me llega a la vez el hilo de un grupo de wassap en donde un ‘inclasificable’, al que conozco, se harta de insultar gravemente a todo el Gobierno, empezando por su presidente, y a la vez anunciar que “a todos estos los vamos a fusilar”. Incluso dice dónde.

Sólo hago una pregunta. ¿La Fiscalía General del Estado para qué está? ¿La Fiscalía General de Asturias en qué emplea su tiempo? ¿Los delitos de odio están penados en este país? ¿Los llamamientos a ‘fusilar’ a la gente no son perseguibles de oficio? Lo dejo ahí. A la espera de sus señorías.

Una vez atendidas las ‘últimas noticias’, sigo con la ‘nevera’ de ayer’. No queda duda alguna en ninguna parte del mundo: o a esta crisis se le da una salida global o este planeta va a sufrir mucho. Igual mucho más de lo que nos podemos imaginar en este momento.

Ayer hablaba de nuestro país, del Gobierno, del presidente, de la oposición. Hoy toca hablar del resto del mundo, de lo que se viene a llamar la geopolítica. ¿Qué está pasando? ¿Qué puede pasar? ¿Dónde están los líderes que se pongan al frente de una respuesta global a la altura del reto al que nos ha sometido el coronavirus?

Sin necesidad de ser un experto, sino simplemente un buen lector dispuesto a empaparse de lo que se dice y se publica en el mundo por parte de gente sabia, las noticias no son buenas. Una cosa son los deseos y hasta la ingenuidad –apartado en el que no me cuesta reconocerme- y otra los hechos constatables.

La Covid 19 seguramente no nos a llevar a un nuevo mundo más habitable, más solidario, en el que se dé importancia a las cosas que realmente merecen la pena, que pasan siempre por la salud, el progreso y el bienestar de todos los seres humanos, los de cualquier parte del mundo, los con papeles y los sin papeles, por mucho que les ofenda a algunos, en general gente con las espaldas bien cubiertas sin haber pegado un palo al agua en su vida, como sabemos bien en este país y en este momento.

El mundo no va a cambiar porque la estrategia geopolítica no lo va a hacer, con países decididos a no perder ni un ápice de sus posiciones, bien al contrario, intentando avanzar sobre “el enemigo”. Vemos los objetivos para el horizonte de 2030-2050 marcados por China, por su presidente Xi Jinping, en el cuarto plenario del 19º Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh): dominarlo todo.

Y frente a sus pretensiones, los Estados Unidos de Donald Trump, ese egoísta, ese descerebrado que ha conseguido cambiar los consensos y los equilibrios a nivel mundial desde el mismo momento de su toma de posesión: America firts. No puede haber un mensaje más egoísta que ese.

Pero no nos engañemos, ahí está Rusia, dispuesta a seguir formando parte de la ‘solución’ o del ‘problema’, elija usted, como acaba de demostrar con la última crisis de los precios del petróleo. Y ahí está la Unión Europea, pillada entre los que quieren mantener a toda costa un proyecto de liderazgo en tantos valores esenciales y los que, llevados por su egoísmo, pueden conseguir que la política de los próximos años esté inundada de populismos, nacionalismos y, lo que es peor, la proliferación del matonismo supremacista. Añadamos a la lista las posiciones y los problemas de Arabia Saudí, Irán, India, Turquía, Brasil, el desgaste de la OMC, la ausencia del G 20, que sigue sin reunirse, el voluntarismo de la ONU, la situación en África…

La revista norteamericana Newsweek acaba de publicar unas declaraciones del expresidente norteamericano Jimmy Carter, en las que confesaba que había mantenido días antes una conversación con Donald Trump sobre China. No he encontrado la información original del prestigioso semanario norteamericano, sobre la que circulan algunas traducciones. Con todos los reparos posibles, publico una de ellas que aunque no sea literal sobre lo sucedido, se puede ofrecer como una pieza que describe perfectamente de qué va la guerra entre Norteamérica y China, algo que nos afecta tanto al resto que hasta en Asturias, su industria, sufrimos sus efectos. Merece la pena leerlo. Esto es lo que le dice Carter a Trump.

«Temes que China se nos adelante, y estoy de acuerdo contigo. ¿Pero sabes por qué China se nos adelanta? Yo normalicé las relaciones diplomáticas con Beijing en 1979. Desde esa fecha, ¿sabes cuántas veces China ha entrado en guerra con alguien? Ni una sola vez, mientras que nosotros estamos constantemente en guerra. Estados Unidos es la nación más guerrera en la historia del mundo porque quiere imponer estados que responden a nuestro gobierno y los valores estadounidenses en todo occidente, controlar las empresas que disponen de recursos energéticos en otros países. China, por su parte, está invirtiendo sus recursos en proyectos como ferrocarriles, infraestructura, trenes bala intercontinentales y transoceánicos , tecnología 6G, inteligencia robótica, universidades, hospitales, puertos, edificios y trenes de alta velocidad en lugar de utilizarlos en gastos militares.
¿Cuántos kilómetros de trenes de alta velocidad tenemos en este país?
Hemos desperdiciado $ 300 billones en gastos militares para someter a países que buscaban salirse de nuestra hegemonía. China no ha malgastado ni un centavo por la guerra, y es por eso que nos supera en casi todas las áreas. Y si hubiéramos tomado $ 300 billones para instalar infraestructuras, robots, salud pública en los EE UU, tendríamos trenes bala transoceánicos de alta velocidad. Tendríamos puentes que no colapsen, sistema de salud gratis para los estadounidenses, no se infectarían miles de estadounidenses más que cualquier país del mundo por el COVID-19. Tendríamos caminos que se mantengan adecuadamente. Nuestro sistema educativo sería tan bueno como el de Corea del Sur o Shanghái».

Me puedo imaginar la cara de Trump tras este chorreo.

¿Líderes? ¿Dónde? Lo pagaremos.

Una última reflexión. Hoy ha sido, en 31 días de encierro, y con mucha, mucha diferencia, el día que más coches se han visto circulando delante de mi casa, calle Fuero. No iremos a fastidiar lo que hemos conseguido hasta ahora, ¿no?

Cuando salgamos a la calle. La primera salida será a la mar, a percibir el olor a salitre, a la brisa en la cara, a la paz de la ría, a ver barcos, a observar las gaviotas detrás de los pesqueros cuando se dirigen a la lonja, a quedar fascinado con la impresionante imagen de los mercantes cuando entran o salen, a ver Salinas al fondo, y las montañas. Al lado de casa, en San Juan, en El Arañón. Ya queda menos para saborear estos placeres. (Fotografía: José María Urbano).

Ánimo.

Esto lo vamos a sacar adelante entre todos. #YoMeQuedoEnCasa

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Sobre el autor

José María Urbano, periodista, exjefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico. Jubilado. Este es un blog especial con fecha de caducidad. Nace a modo de diario de un jubilado confinado en casa, como la mayoría, por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus, con el único objetivo de compartir alguna reflexión, alguna información y algún enlace que nos ayude a todos a sobrellevar esto de la mejor forma posible. Sin más afán que ese, huyendo a ser posible de la política y de la sobreexcitación informativa. Vamos a intentar pasarlo lo mejor posible. Curiosamente, este blog desaparecerá el mismo día que se decrete el final del confinamiento. Ese día nos iremos todos a la calle a celebrarlo