Tengo un trasgu en el desván | El desván de los ñoños - Blogs elcomercio.es >

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Daniel Castaño

El desván de los ñoños

Tengo un trasgu en el desván

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Ayer me desperté en el desván y no lo noté igual, no era él sino otro que se le parecía en lo estructural pero me fallaba en el alma. Para empezar estaba reseco de necedad, me encontré con el desagüe sin el viejo gato con botas de peluche y las katiuskas que desde siempre lo obstruían a base de bien y sospeché de inmediato por donde perdía agua el receptáculo. No era todo. La mesilla de noche estaba atornillada al techo. Por ahí todo normal, pero faltaba el despertador que con tanto ahínco pegué en su día a base de contacto y porrazos. En su lugar asomaba burlona una muñeca de trapo que colgaba de las trenzas y enseñaba en concecuencia las vergüenzas al respetable con sólo levantar la vista. No era todo. Tres moscas tenían presa a una viuda bajo todo el peso de una silla Luis XVI perteneciente a la antigua casa de muñecas, la que por cierto tampoco era la misma. En la habitación principal un despertador con forma de rana perjudicada dormitaba en el otrora sitio de una preciosa muñeca de trapo con trenzas. Rumiaba yo aquellos sutiles cambios y hallé la solución dividida en dos hipótesis disparatadas: O bien yo mismo, hallándome dormido y sonámbulo además encontré el buen gusto decorador que echo en falta estando despierto; o bien alguien ajeno a mi persona, con un gorro desorbitante, orejas exageradas, nariz puntiaguda, ojos de sapo y con medio metro escaso de mala leche se me había colado a vivir, vete a saber desde cuándo, en mi nidito de humor. Tengo un trasgu en el desván pensé, tamaña desgracia. Imagínense a este ser que viene de la tradición asturiana a enredar, esconder cosas, cambiarlas de sitio o quedárselas sin más para perderlas sin remedio a través del agujero de su mano. Tienen buen corazón dicen algunos pero yo digo que habrá de todo, lo mismo el mío lo tiene y sólo lo hace de puro travieso. Peores cosas le han pasado al castillo y puestos a decir verdades, todos los desvanes tienen uno.

La animación de esta entrada corresponde a un concurso para la TPA que tuvimos a bien hacer hace algún tiempo ya y que se emite todas las tardes en esta cadena. Si seleccionáis las casillas podréis ver al trasgu del desván en acción, y quizás adivinéis a qué lugar pertenece la fantástica foto escondida, obra y gracia de David Busto (para más señas: Ennegativo).

Sobre el autor

Por si a alguien le importa lo bastante como para reclamar, aquí presento las señas: Daniel Castaño, ilustrador, dibujante de cómics, humorista gráfico, farolero y ñoño practicante. Nací en el sur, allá abajo de casi todo, en un lugar tan chico como bien lindo al oriente de su homónimo cauteloso. Asturiano por parte de mi padre Aniceto y gallego de mi madre Amalia, adoptado por la tierrina hace tanto que ni me acuerdo. Estudié en la Escuela de Arte de Oviedo, y trabajé algunas veces aquí, en El Comercio, y algunas veces allá, en Gráficos y otros sitios perecederos. Ahora tengo treinta y unos cuantos, aunque me gusta aparentar que no me importa aparentar bastante menos de lo que me gustaría. En realidad allá por los 16 encontre mi cima, creo. Con eso y con todo me paso la vida dibujando. De chico pensaba que para cuando tuviera edad de merecer, podría ver los frutos de mi inversión en tanto tiempo perdido entre dibujos. Perdido, que no añorado. Cuando llegue a esa edad, se lo cuento.


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