Hace poco tropecé con un amigo que se apresuraba por la acera con una abultada carpeta bajo el brazo. Me contó que tenía prisa porque iba a buscar un “ceat” para los gochos. La imagen de los chanchitos asomando la cabeza por la ventanilla de un seiscientos me dejó boquiabierto. Mi perplejidad debió ser evidente porque el hombre procedió a explicarme que era un “CEA”, un papel que tienes que sacar para poder tener cerdos. Entonces abrió la carpeta, me enseño todos los papeles que tenía que presentar para conseguir el dichoso Permiso de Tenencia de Gorrinos y la idea del Seat 600 ya no me pareció tan descabellada.
Por lo visto, para poder complementar la dieta con algo de embutido casero ya no basta con tener una cuadra y una chariega. Tienes que abrir una Residencia Porcina donde cada elemento se adecúe a las normas: con suelo confortable, luz cálida, un menú homologado y agua de marca. Necesitas presentar un plano de tu casa, por si a los animalitos no les gusta su alojamiento y prefieren una habitación. Has de tener un sistema de gestión de residuos sólidos, líquidos y gaseosos (no vale la pala y el tractor) y un informe del ayuntamiento de que a ellos no les molesta que tengas ese tipo de inquilinos. Tienes que pagar las tasas correspondientes (faltaría más) y jurar sobre la Santa Constitución que te vas a comer tú todos los chorizos y no regalarás ni uno. Una guarrada en toda la regla.
Yo entiendo que cada uno mire por lo suyo y que los políticos estén especialmente sensibilizados con el estado de las cárceles y el bienestar animal. Entiendo que cada día nacen más tontos y que algo tenemos que hacer con ellos, pero colocarlos a todos de legisladores me parece muy mala idea. Si esto es lo único que se les ocurre para ayudar a las zonas rurales, sólo queda esperar que el próximo Parlamentín no consiga ponerse de acuerdo y pasen los cuatro años sin hacer nada.