Tejados de pizarra, casas de piedra gris, ríos serpenteantes y la melancolía de un silencio enmudecido se convierten en protagonistas durante un paseo por cualquiera de los pueblos de este idílico valle leonés del que algunos pocos han oído hablar. Considerada como la localidad más alta del Valle Gordo, al que no se sabe si le llaman así por la grosura y abundancia de sus bienes materiales, pero del que sí se dice que es un valle pródigo, Fasgar duerme entre montañas y valles glaciares, entre agua y tradiciones, entre historias y leyendas. Bien merecido es su puesto dentro de la llamada Reserva de la Biosfera de los valles de Omaña y Luna. Invitados estáis a esta ruta hasta un lugar mágico, al que os aseguro que, si os acercáis, volveréis. Abramos la puerta a la imaginación, arranquemos nuestras motos, metamos la primera y, simplemente,…. Volemos….
El mes de diciembre no parece iniciarse con las bajas temperaturas previstas para esta época, o por lo menos, no en la parte asturiana. Pero en esta ocasión, Alberto, uno de mis compañeros de ruta de hoy y del que, seguramente os acordaréis por la visita a Moal, y yo, abandonamos el paraíso de la tierrina para ir a visitar a nuestros vecinos leoneses. En un conocido restaurante de Vega de Gordón nos esperaban Dani y César, cuyas andanzas moteras podéis leer en su blog, el cual recomiendo, “Rodeando en moto y más“, a través del cual he visitado muchos lugares cuya existencia ni imaginaba. Junto a ellos, Víctor, al que nos consideramos muy afortunados de haber conocido puesto que, por cuestiones laborales, sacar la moto un fin de semana es prácticamente impensable, salvo en esta época. Todo sucede por algo,..y aquél era el momento ideal,…
Poca nieve en el Puerto de Aralla, recorrido por la LE-473, aunque, eso sí, la carretera se mostraba bastante “manchada” de heces de ganado con el consiguiente peligro que eso presentaba. Con cautela, como de costumbre siempre sobre las dos ruedas, descendimos hacia el valle de Luna mientras en las laderas de las montañas aún asomaban unos tímidos colores ocres y púrpura. Decimos adiós a Luna para adentrarnos en la LE-3401 que, desde Cabrillanes nos llevaría hasta los Bayos. Estábamos ya en Babia y parecía que algunos se lo tomaban bien a pecho porque no parecían saber muy bien por dónde andaban,..
Un pequeño desvío, sin señalización de “cascada“, de esos de los que uno se saltaría si no fuera acompañado de un guía como César, nos llevó hasta Vivero, en donde, una vez más, quedó demostrado que, en ocasiones, bajarse de la moto es una opción más que recomendable.
Nuestra llegada no pasó desapercibida,…
Comenzamos la excursión,… Sin mojarnos y con precaución,….
A alguno le gustan los deportes de riesgo,…
Todo sea por una buena fotografía,…
Y es que las cámaras estaban al rojo vivo,…
El “escondite” lo merecía,….
Víctor optó por explorar el lugar, en el cual un molino servía de antesala al salto de agua. Musgos y líquenes conviven al unísono en un ambiente que no tiene nada que envidiar al que pudiéramos encontrarnos en cualquier paraíso de un cuento.
La humedad y el frío estaban latentes,…..
De un pueblo en el que, pese al poco movimiento del que fuimos testigos, me llevo una imagen grabada de esas de las que te quedas enamorado,…
Senra nos sirvió como parada rápida para calentar nuestros cuerpos. Y es que nadie puede negarse a un buen café y el calor de una buena chimenea.
Alberto y yo nos olvidamos aquí de aquellos dos grados de temperatura con los que culminamos el puerto de Pajares y con nuestros compañeros de ruta comentábamos que ahora sí. Ahora ya daba gusto rodar. En el cielo, se abría algún claro y los diez grados que marcaba el cuadro de mi moto, fueron los aliados perfectos, aunque algo efímeros, para recorrer los pocos kilómetros que nos separaban de Fasgar. Aguasmestas, Cirujales,….pueblos de Omaña. De un valle con infinidad de recovecos por descubrir, de paraísos,… Estacionamos nuestras monturas en la plaza y, de nuevo, el frío.
Lorenzo hoy se resiste a salir y duerme acurrucado tras las nubes grisáceas de un cielo encapotado.
Frente a nosotros, un cartel explicativo sobre las diversas sendas que podemos encontrarnos en el valle Gordo en el cual nos encontramos,… Aquí, quien se aburre es porque quiere,..
No se nos escapan las referencias “marinas” en un lugar en el que el agua, pese a no haber barcos, es tan importante.
Y comenzamos el paseo,…
No sin antes hacer una pequeña parada para fotografiar la enorme cantidad de manzanas que puede encontrarse uno en este pueblo,…
Degustación gratuita incluída, llegamos hasta el lugar que, personalmente, me pareció más fotogénico….
Como en Babia, aquí cada uno va a su aire,…
Otras veces, nos juntamos,….
Y, en otras ocasiones, ni lo uno ni lo otro,…
Guiados por César, fue como llegamos hasta este lugar en el cual se encuentra la fábrica de luz, que es la del valle Gordo . A Dani pareció gustarle bastante,…
Seguimos explorando,….
Y espiando,…
Pero, a la vez, sentíamos que éramos espiados,….
Diciembre deja huella y la Navidad hace acto de presencia en los hogares,..
Escaleras que suben al paraíso.
Y, de nuevo, unas madreñas que aguardan por sus dueños junto a un banco solitario,..
Apenas nos cruzamos con gente y es que la despoblación es una de las características principales de estos valles. Como dice una copla de un cancionero escrito por Florentino-Agustín Díez titulado “De la Omaña y sus hijos“que podemos encontrar en la Biblioteca Digital Leonesa:
“En este val prominente,
en esta dulce ribera,
dicen que muere la gente
y morirse no debiera”.
Se acercaban las 15:00 horas y ese fue el momento en el que, una vez llegados a un restaurante de La Magdalena, se unieron a nosotros, Isa y Montse. Risas, intercambio de impresiones y muy buena comida amenizaron una tarde que culminaría con un impresionante y rojizo atardecer rumbo a casa. El espejo retrovisor de mi “Trailera” sirvió de pantalla a un espectáculo visual casi místico. Aquellas nubes oscuras se vistieron de un intenso color rojo y la temperatura que, sorprendentemente, había ido aumentando, logró alcanzar los 18 grados.
Gracias a César por la organización de esta ruta, la cual esperamos aumentar en verano, con bocata y comedor de esos que tanto nos gustan(tú ya sabes) y gracias a Dani, Alberto y Víctor por haberme dejado que les acompañara en un día que pasará a formar parte de mis más entrañables vivencias moteras por tierras leonesas.. Y en la próxima,.. ¡¡Nos vemos en la tierrina!!. V´SSSS.