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Sonia Barbosa

Explorando el Paraíso en moto

Tesoros de El Valledor: Fonteta

Si hubiera un rincón del paraíso asturiano al que me encantaría poder extender los brazos y estrecharlo entre ellos sería, sin lugar a dudas, el destino de nuestra ruta de hoy. Un pequeño y escondido recoveco del impresionante concejo de Allande inmerso en un remanso de paz y tranquilidad tan característicos en esta zona de la tierrina. Subámonos a “Trailera“y exploremos un lugar al que estoy segura de que quien se anime a visitarlo, volverá: Fonteta.

Eran las 9:00 horas de la mañana cuando salí del garage sobre mi inseparable compañera de rutas rumbo a esta zona tan desconocida para más de uno. El día se presentaba tranquilo y el Corredor del Narcea a esas horas aún no presentaba el intenso tráfico al que se suele verse sumergido en un fin de semana. Las predicciones meteorológicas eran bastante favorables pero, aún así, el cielo se encapotó de nubarrones que acechaban con descargar en cualquier momento. Sobre las 10:30 horas alcancé el Pozo de las Mujeres Muertas. La temperatura respecto a Cangas del Narcea había descendido unos diez grados y el reloj de mi moto lo situaba en torno a unos ocho. El viento soplaba fuerte y dejaba atrás un paisaje que nada tenía que envidiar al que me esperaba.

 

 

El descenso por la AS-34  hacia Fonteta es, sencillamente, impresionante. El otoño se vistió de gala y se puso sus mejores trajes para mostrarnos un cuadro que parecía sacado de una postal.

 

 

 

 

Como habíamos acordado, a las 11:00 horas hacía mi entrada en el pueblo y allí, junto a una marquesina de madera me esperaba Ana Díaz Blanco, a la que algunos seguidores del blog podrán recordar por crónicas como la del Monasterio de Corias o el Mazo de Besullo.

 

 

Cinco años han pasado desde la última vez que nos vimos. Demasiado tiempo para estar tan cerca y un claro ejemplo de esos que te recuerdan que quien quiere seguir en tu vida hace lo posible para seguir perteneciendo a ella. “Trailera” aguardó en la entrada mientras nuestra guía en esta ocasión y yo abrimos las hojas de un libro que leeríamos juntas y que nos enseñaría los escondites de este pequeño pueblo por el que, según ella “muchos pasan, pero pocos paran”.

 

 

Como de costumbre, los primeros recibimientos no se hacen esperar y  “Caprichosa” no dudó un segundo en salir a darnos los buenos días.

 

 

Aunque otros, como Zar, se han vuelto bastante más perezosos.

 

 

 

Y luego estaban aquellos a los que nuestra presencia no parecía importarles lo más mínimo y ni se inmutaron.

 

 

La primera sensación que uno tiene al llegar a Fonteta es la de desconexión del resto del mundo, a olvidarse del reloj y de las prisas que tanto condicionan nuestras vidas. El silencio se convierte en protagonista y las palabras de Ana lo adornan describiendo el pueblo que la vio crecer puesto que, aunque Ana nació en Tremado, a unos 9 kilómetros de donde nos encontramos, a los 6 años su familia se asentó allí porque su madre era de Fonteta y allí se quedaron hasta hoy por lo que cada rincón de este lugar está lleno de sus recuerdos y nadie mejor que ella para compartirlos con todos nosotros.

 

 

 

 

De camino a casa sus “peludines” también quisieron hacerse notar y salieron en busca de una caricia al oír nuestros pasos.

 

 

O eso creía yo. Pero me parece que no solo se trataba de eso y que alguno tenía algún interés escondido.

 

 

No le quitaba ojo al plato de rosquillas que Charo, la madre de Ana, acababa de cocinar y tengo que decir que tuve el enorme placer de degustarlas. Asomadas a  la ventana, ella y Lidia, la hermana de Ana, mantuvieron con nosotras una distentida conversación en la cual los viajes fueron los protagonistas.

 

 

No hay duda que lo mejor para bajar tanta caloría es continuar caminando. Así que hagámoslo acompañados de nuestra guía.

 

 

 

Creo que alguno se ha vuelto un poco holgazán con tanta rosquilla…

 

 

En este pequeño paraíso asturiano cada casa se complementa con su respectivo hórreo o panera.

 

 

 

 

 

Además, de con su “eira” que era donde se mayaba el centeno y que podemos ver claramente reflejada en ese enlosado en el suelo.

 

 

Las hay realmente antiguas.

 

 

 

Y muy peculiares.

 

 

Ana nos cuenta que hay una gran diferencia entre la gente que se fue hace muchos años dejando sus casas con las características prácticamente intactas y, por otro lado, quienes siguieron haciendo vida en el pueblo y fueron adaptándose a los nuevos tiempos. Claro ejemplo del primer caso es la casa de Fermina, una mujer que nos invita a conocer un trocito de su hogar. Sigámosla.

 

 

Me da que no somos los únicos que vamos a entrar.

 

 

 

Nos abrió las puertas del mismo para que pudiéramos visitar su “lareira“, su hogar, su cocina en torno a la cual se hacía la vida. Allí se juntaban las mujeres y lavaban, tejían, contaban historias de “bruxas”..Y los hombres jugaban al dominó entre otros quehaceres. El cuadro “Filandón en Monasterio de Hermo” del pintor Álvarez Catalá representaría claramente una de esas escenas típicas de reunión de la época en torno a la “lareira”. En esta en concreto, Fermina nos confiesa que ha hecho frisuelos.

 

 

 

 

De las cuatro habitaciones eliminaron una y se construyó este espacio que era muy útil puesto que había que amasar, curar el embutido,..En realidad estar en este lugar es estar como en un pequeño museo de la vida tradicional de las gentes de antaño donde cada rincón esconde un trocito de historia como este en el que nos encontramos esta “lavadora” o “dala” cuya posición original sería en horizontal y en cuya parte superior se colocaría un tronco o “bogadeiro” de madera o corcho que no suele conservarse.Dentro metían agua con ceniza con lo que la reacción química resultante actuaba como lejía.

 

 

Agradecemos enormemente a Fermina que nos haya abierto las puertas de su casa y nos dirigimos a otro lugar imprescindible en nuestra visita: las antiguas Escuelas las cuales, en la actualidad, se han convertido en un importante centro de reunión una vez que dejaron de cumplir su función allá por los años 80.

 

 

 

En esta ocasión, este número nos traerá suerte.

 

 

Presentan muy buen estado de conservación y, aunque se sustituyeron las ventanas, aún queda pendiente renovar el tejado.

 

 

 

En sus paredes cuelgan las fotografías de todo un icono de este pueblo: las fiestas de Os Reises del Valledor.

 

 

 

Esta mascarada invernal se recuperó en el año 2009 y desde entonces, se celebra el fin de semana más próximo a la festividad de Reyes. Son 11 personajes en total divididos entre los guapos y los feos, “os de aroupa boa” y “os de a roupa ruía”. Entre ellos podemos nombrar al “rodalo” o más travieso, “el choqueiro” que iría al frente para que no les quiten las máscaras, “a cardoira” y “los maragatos”. Y en el grupo de los guapos nos encontraríamos con “el militar” o “el valenciano” entre otros. Cada año recorren los pueblo de Villalaín, San Salvador y Fonteta saco en mano para recoger el aguinaldo picando a las puertas y preguntando si se puede cantar. Paulatinamente se ha ido incrementando el volumen de gente de diversos lugares que asisten  a esta tradición que los lugareños tratarán de no dejar caer en el olvido.

Seguimos explorando el pueblo y nos dirigimos ahora hasta la capilla de San Roque la cual, hace unos años, sufrió una riada pero logró ser recuperada gracias a la colaboración de los habitantes de Fonteta luciendo el coqueto aspecto que presenta en la actualidad.

 

 

 

Por el camino, nos encontramos con una de las dos fuentes que hay y es que, parece ser que el origen etimológico del nombre del pueblo sería “fuente atechada, con techo, cubierta”, Fonteta.

 

 

El sol se oculta y reaparece a su libre albedrío pero el calor sigue haciendo hace acto de presencia así que Pepe, su mujer Ana y su hija Sara, nos invitaron a calmar la sed después del fructífero paseo. Aunque son de Avilés, viven en Candás y nos cuentan que han encontrado en este pequeño rincón del paraíso asturiano el lugar perfecto para desconectar de la urbe. Bajo su hórreo conversamos, intercambiamos risas y opiniones, pero sobre todo, disfrutamos el momento.

 

 

Toca irse y lo hago con un pequeño regalo por parte de Ana y su familia, la miel de brezo, recolectada en los montes de El Valledor  y que podréis adquirir en el siguiente número de teléfono: 630925250.

 

 

En este pueblo que parece sacado de un cuento en el que la piedra y la pizarra son protagonistas, Ana, Lidia, Charo, Fermina, Pepe y su familia me han regalado lo más preciado que tenemos: su tiempo y es que aquí, transcurre a otro ritmo. Así que os invito a que no solo paséis sino que paréis a conocerles la próxima vez que decidáis pasar por Fonteta porque estoy convencida de que os enamorará.

Lugar recomendado para vuestra estancia: Apartamentos Rurales El Valledor.

 

Explorando el Paraíso en moto con Sonia Barbosa Silva

Sobre el autor

Si existe un lugar privilegiado por sus sinuosas carreteras y sus paisajes "de infarto"en el que rodar en moto se convierte casi en una 'necesidad', llama ASTURIAS, que bien merecido tiene que la llamen Paraíso Natural. Mi afición por este mundo ha hecho que me decida a escribir este blog en el que me gustaría enseñaros rincones curiosos, atípicos, poco conocidos, quizás pueblos 'colgado' en las montañas y sus peculiaridades contadas por los lugareños. Porque no hace falta viajar miles de kilómetros teniendo lo que tenemos en nuestra 'tierrina' (aunque puntualizo porque en el blog haré referencias también a nuestra vecinas Cantabria,Galicia o León, no se nos vayan a celar). Basta con tomar ese desvío de la carretera general por el que hemos pasado un montón de veces, que no sabemos muy bien a dónde va, pero que nos 'magnetiza'... Así que os invito a que cojáis vuestras motos y exploréis conmigo... ¿Me acompañáis?


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