Poco a poco vamos diciendo adiós a un año que más de uno quisiéramos olvidar. Invitada por los moteros Berto y Gerardo a realizar una ruta en compañía hasta este lugar en los próximos días y, ante la imposibilidad de poder asistir, decidí adelantar los planes y realizarla por mi cuenta. Si es que, al final, Belén, no está tan lejos como pudiéramos pensar.
Eran poco más de las 10:00 horas de la mañana cuando salía sobre “Trailera”, mi inseparable compañera de rutas rumbo al desconocido occidente asturiano. Temperaturas elevadas para esta época del año y cielos ennegrecidos por la oscuridad de unos nubarrones que parecían querer descargar sobre un paisaje humedecido por las lluvias de los días previos. Desde la villa marinera de Luarca, tomé el desvío por la AS-36 la cual, pese a que en algunos tramos, parecía envolverme en un mundo de cuento de hadas.
En otros, se abría totalmente a modo de un auténtico mirador al paraíso cubierto por ese verde inimitable de esta zona de la “tierrina”.
Rodé cautelosamente al encontrarme un asfalto peligroso cubierto de hojas y agua. Toda una trampa para cualquier vehículo y, mucho más, para las dos ruedas. El cielo seguía ofreciendo un aspecto muy fotogénico pero, a la vez, muy incierto. No sabía cuánto tiempo aguantaría sin llover pero, de lo que estaba segura, es que ni la lluvia lograría chafar aquél domingo en el cual la única pretensión era descubrir nuevos rincones del paraíso y, por supuesto, rodar en moto.
En el kilómetro 17 de la AS- 36 se encuentra nuestro destino de esta semana. Un pequeño pueblo con nombre muy navideño: Belén.
Lo primero que llama la atención cuando uno llega a este lugar es el entorno del que se verá rodeado y las impresionantes vistas de las que gozaremos durante la visita. No resulta difícil quedarse boquiabierto ante postales como esta.
En la plaza, “Trailera” aguardará mientras iniciamos el paseo.
Frente a ella se erige su iglesia, la de San Salvador de Rionegro.
Esta localidad, ubicada a 320 metros de altura, celebra sus fiestas en honor a la Virgen de Belén de la Montaña en el mes de Octubre y aquellos que decidáis alojaros por la zona tendréis aquí mismo el Albergue Belén desde el cual podréis disfrutar de unas vistas impresionantes. Si seguimos explorando nos encontraremos detalles como éste situado en una de las paredes del Centro de Salud.
Parece que, por momentos, las nubes se disipan y dejan aflorar una nueva paleta de colores en el paisaje que me rodea.
Aunque no tardó mucho en oscurecer de nuevo, pude seguir paseando sin tener que resguardarme de la lluvia capturando con mi cámara nuevas imágenes de un pueblo que me estaba sorprendiendo por sus recovecos.
Miro el reloj de la iglesia ..
La música de mi estómago me advierte que es hora de parar un poco y, no encontré mejor lugar que en un banco junto a mi “Trailera”.
Por supuesto, no faltó un buen postre.
Es cierto, este no ha sido un buen año pero suelen decir que la esperanza es lo último que se pierde. Sin salirme del camino, susurré un “Hasta luego” a Belén para afirmar rotundamente un “Bienvenido 2021”, en el cual, esperemos no volver a perder la sonrisa.
Vídeo de la ruta