Siempre he dicho que no hay nada mejor que rodar con los lugareños y que sean ellos mismos quienes me enseñen rincones de la tierrina. En esta ruta nos acompañarán Joaquín y su hijo Lucas y, con ellos, sobre dos ruedas, iniciaremos desde El Entrego , este viaje hasta un curioso rincón de nuestro paraíso. Un sitio al que, seguramente, más de uno se acercará para apagar la llama de su curiosidad, el mechero de Saús.
Septiembre ha comenzado con buen tiempo pese a las horribles predicciones y la lluvia aún no ha hecho acto de presencia. Un cercano lugar hasta el cual me desplacé y donde me esperaban mis guías de ese día a los cuales agradezco enormemente el haberme dedicado su tiempo. Hace unas semanas, Adolfo, compañero de profesión me recomendó la visita a este lugar y, aunque él no pudo realizarla, de alguna manera estuvo también allí presente.
Desde Langreo cogeremos la AS-323 hasta Candín. En el camino, la primera parada la hicimos en el Pozo Mosquitera I, en estado de abandono.
En diciembre de 1989 se declaró un incendio en la planta séptima debido a la quema de la cinta transportadora de carbón llegando a los 2000 grados en el interior de la mina cuando el fuego se extendió a una capa de hulla. Murieron 4 mineros, hubo numerosos heridos y se procedió a su clausura. La Senda El Trole(PR-AS 218) pasa por aquí.
Continuamos ruta y en Candín nos desviaremos a la derecha para rodar por la SI-13 que será la que nos lleve hasta nuestro destino de hoy. La temperatura es la adecuada para la moto y en breve nos hallaremos en un estrecho camino asfaltado en el que el verdín hacía acto de presencia por encontrarse en una zona arbolada y muy húmeda. Si no hubiera ido acompañada seguramente no hubiera encontrado el lugar a la primera( y eso que se encuentra a orillas de la carretera).
Podría pasar desapercibido para muchos. Subimos las escaleras y, al poco, ya vemos un pequeño cartel.
Unos peldaños más arriba el mechero de Saús, a día de hoy, sin llama.
Los actos vandálicos suelen ser frecuentes.
Según el blog de Turismo Asturias “Se trataba de un fenómeno natural aparecido tras el incendio de unos matorrales en 1978. Desde entonces, una llama ardió en el interior de una pequeña gruta rocosa, en medio de un castañar. La emanación del gas, que en un principio se pensó que era grisú, era constante, llegando a alcanzar la llama en determinadas circunstancias una altura superior al metro. Pero debido a un derrumbe en el interior de la hornacina que se construyó para resaltar el lugar, el mechero se ha apagado”.
Subimos sobre nuestras monturas y continuamos ruta disfrutando del entorno privilegiado en el que nos encontrábamos.
Sin duda, para terminar la ruta de la mejor manera posible, con la compañía de Joaquín y de Lucas, quienes seguramente vuelvan a repetir paseo por el paraíso asturiano en breve.
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