No resulta complicado detener el tiempo cuando uno quiere y para ello solo tiene que acercarse hasta este desconocido rincón del concejo asturiano de Belmonte de Miranda en el que viajaremos a tiempos que, seguramente recordarán la niñez de algunos de nuestros lectores. Curiosidades traídas a nuestra época en la que la electrónica de los vehículos ha sustituido muchas de las sensaciones de antaño. Detengámonos un momento y observemos este espacio en el que nada nos dejará indiferentes y subámonos a nuestras motos para acercarnos hasta un lugar en el que podremos acariciar la esencia de lo antiguo:el Museo las Ayalgas de Silviella.
El pasado mes de octubre se celebró en Pravia el VIII Encuentro Motosolidario y, aunque el día amenazaba con mucha agua(algo que no era de extrañar puesto que estamos en la “tierrina”)ello no impidió que nos enfundáramos en nuestros trajes de moto y saliéramos rumbo a ese concejo en el cual, después de dar una charla sobre mi último viaje, el de la Primera etapa de la vuelta al mundo, y acompañada de Raquel, Edu, Cova y Seve, por sorpresa, estos últimos nos llevaron hasta este lugar al que no les importaba volver puesto que, desde que lo hicieron por vez primera, quedaron encandilados de lo que allí se encontraron y de lo que hoy, os traeré una pequeña muestra solo como aperitivo para ir abriendo boca y seáis vosotros los que os decidáis a ir a conocerlo personalmente.
El tiempo parecía querer abrir una ventana de buen tiempo y, así fue. Estacionamos nuestras motos en el párking en el cual, aquellos que lo deseen podrán tomarse un refrigerio pues aquí no falta de nada.
“Maya” se quedó muy bien acompañada, sin duda.
Esta colección privada abrió sus puertas hace poco más de dos años(aunque Ángel, el responsable, la inició hace unos 40 años). La primera pieza que tuvo fue una BMW blanca, su primera moto. Hace unos 8 años adquirió la nave en la que se encuentra el Museo y que pertenecía a la Central de Miranda(la cual toma el agua de los lagos de Saliencia) y todo el dinero que genera(venta de entradas, consumición en cafetería..)es para reinvertir en el mantenimiento de la colección y pueda seguir en el buen estado de conservación en el que se encuentra.
Diego fue nuestro guía y si hay una palabra que pudiera definirle a la perfección es “amabilidad”. Abrimos las puertas y entramos..
Sin duda, todo un lujo el poder tener a nuestro alcance joyas como estas y es de agradecer que personas como Ángel las pongan a nuestro alcance.
Sin duda, un auténtico paseo por la historia.
Sería muy tedioso andar explicando todas y cada una de las secciones que nos encontraremos en el Museo y eso es preferible que el lector vaya a comprobarlo personalmente y pueda empaparse del gran impacto cultural que allí se encontrará. Así que a continuación expondré algunas de las fotografías que fueron tomadas en el lugar para que pueda ir abriendo el apetito a todos aquellos que sientan curiosidad por saber qué es lo que se encontrarán en su visita la cual, sin duda, es 100% recomendable.
Eso sí, nuestro guía no nos perdía de vista y, de vez en cuando, se acercaba a alguna de las secciones para aclararnos cualquier duda que tuviéramos.
Por momentos, pudimos recrearnos en ciertos oficios, algo olvidados por el tiempo.
En estos más de 2000 metros de exposición y 5 salas se reúne un enorme pedazo de historia a través de sus más de 1000 piezas expuestas. Así que no me queda más que invitar a los lectores a que vayan a comprobar la grandiosidad de la misma personalmente. Estoy segura de que, como Cova, hizo en varias ocasiones, repetirán.
Para más información: Museo Las Ayalgas de Silviella.
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SP: Grupo Motero