A pie de la AS-340 y a tan solo 2,7 kms de Corao, se encuentra Labra, perteneciente a Cangas de Onís y donde estoy convencida de que quien decida pasear por sus estrechas calles quedará prendado de este pequeño rincón paradisíaco que tiene mucho que ofrecer.
En primer lugar, su ubicación es privilegiada y, desde ella, podremos saborear la silueta de las montañas al fondo no sin pellizcarnos antes la piel ante tal maravilla.
“Trailera”, como de costumbre, me esperó a la entrada del pueblo.
Desde allí comencé a subir una empinada cuesta.
No necesitaría tantas para calmar el sofocón inicial pero, seguramente, aquí no sobran y tendrán su razón de estar.
En Labra, alguno parece querer recibirme al llegar.
Y otros, sin embargo, parece que mi presencia les ahuyentó.
Aunque también los hubo que, al verme, se acercaron a saludarme.
Pese a que el cielo estaba gris, los colores en Labra brillaban en el paisaje.
Desde aquí, aquél que se quiera animar a caminar, podrá ponerse sus botas y hacerlo.
No faltaron rincones pintorescos que inmortalicé con mi cámara en los que las casas de piedra eran las protagonistas.
Tampoco balcones con nombres como “el sueño del Viajero”.
Y es que todo el pueblo se convierte en un auténtico mirador a Picos de Europa.
Merece una pequeña parada la visita(aunque solo puede ser al exterior pues es propiedad privada) a la Casa de San Antonio, del S.XVII.
Se trata de una construcción que fue solar de los González Teleña, formada por la casa y la capilla que le da nombre que fue añadida con posterioridad, formando ahora un único bloque. La capilla se levantó a partir de 1752, fecha en la que Pedro José Nicolás Fernández, cura párroco de Berodia e Inguanzo, solicita permiso para construir una ermita “bajo la Advocación de San Antonio de Padua y Benditas Ánimas, junto a la casa donde nació”.
Destaca el estupendo corredor y la cantería de las ventanas con profusión de molduras.
Continuamos el paseo y llegamos ahora hasta la Torre. Propiedad privada y no visitable. Perteneció a la familia Labra desde su construcción (S.XVI) hasta el S.XVIII, año en el que pasó a los Cangas y a éstos hasta 1895 en que fue adquirida por Don Sebastián de Soto Cortés.
El palacio de Labra, del S.XVII, es un palacio barroco que fue casa solar de los Soto desde el año 1607 en que Pedro González de Soto adquiere la propiedad a Toribio Herrado. Con posterioridad pasó a manos de los condes de la Carrera.
La iglesia de San Bartolomé fue reedificada en 1923 a costa de las familias Cortés Gutiérrez y Pendás Cortés, herederos de Don Sebastián de Soto y Cortés Posada. De estilo historicista, consta de planta de cruz latina , fachada rematada por un campanario y dos cuerpos laterales al que se unen ambos pórticos.
Daba gusto pasear por sus alrededores con esas vistas.
Y con ellas, mirando a las nevadas montañas, me despedí de Labra y de la tranquilidad de aquella mañana de ruta marcada por la visita a un lugar que siempre había sido de paso y en el que decidí pararme un día para conocer sus rincones. Volví sobre mis pasos y me subí a mi “Trailera” para continuar explorando este paraíso en el que vivimos y que se llama Asturias.