En esta ocasión viajaremos hasta un rincón de un concejo no tan conocido como debiera por la inmensa calidad paisajística y cultural que alberga. A tan solo 18 kms de la archiconocida Cangas de Onís, el pequeño y coqueto pueblo de Cazo se sitúa sobre un promontorio entre los ríos Semeldón y Ponga. No perdamos un solo minuto en conocer esta joya escondida del paraíso asturiano.
El sol relucía en el resplandeciente cielo aquella mañana en la que rodar sobre mi “Trailera” era una de mis principales prioridades para huir del mundanal ruido y estresante tráfico al que, habitualmente, estoy acostumbrada. La AS-339 desde Sevares nos sumergirá en un auténtico festival de colores a través de una estrecha carretera en cuyo ascenso podremos disfrutar de las vistas las cuales, serán cada vez, más y más espectaculares.
En lo alto, me esperaba la silenciosa Collada Mohandi, dándome la bienvenida al concejo de Ponga. Aproveché para bajarme de mi compañera de rutas y saborear durante unos minutos la tranquilidad de un lugar en el que solo un ciclista compartió conmigo tal magna belleza. Desde allí, a unos 661mts sobre el nivel del mar, inicié el descenso hacia Cazo, que será realmente lo que acapare la atención principal de la ruta de hoy.
No tardé en divisar sobre la loma este pequeño pueblo medieval plagado de historia.
Lo primero que llama la atención a quien visite Cazo es que todo el pueblo es un auténtico mirador por sí mismo.
Son numerosos los ejemplos de arquitectura popular que podremos encontrarnos y muy bien conservados.
Bajo uno de ellos, numerosos artilugios de labranza sirviendo todo él a modo de pequeño museo.
Un pueblo en el que, si eres “extranjero” como yo, no tendrás motivo para perderte con las indicaciones.
Aunque, en ocasiones, es bueno pasear simplemente con la finalidad de admirar lo que nos rodea y disfrutar de la sensación de ser tan afortunados por tener esto a nuestro alcance.
Hablar de Cazo es hablar de su torre medieval. Aunque a lo largo haya sufrido importantes transformaciones, su ubicación estratégica y su sólida construcción nos hablan de un carácter militar y defensivo. Es considerada uno de los edificios más antiguos de Asturias.
Fueron numerosas las ocasiones en las que pasé, sin parar, junto a este pueblo y sentí curiosidad por su historia. La espera de recorrer sus rincones había terminado.
Otra ruta más por el paraíso asturiano, otro rincón más de esos llenos de encanto. Y, desde luego, la ilusión de seguir explorando el paraíso en moto sobre mi inseparable “Trailera”. ¿Próximo destino?.