No recuerdo hace cuantos años, pero bastantes ya, que mi cuñado Dani nos trajo a toda la familia hasta este lugar. Un amante del mundo rural que, al igual que muchos, huye de ciudades en sus días de descanso Dani nos sorprendió aquella mañana con este lugar desconocido, por aquél entonces, para todos nosotros.
Ese 3 de febrero salí a explorar como de costumbre con mi “Trailera”. Raramente, lucía el sol y la temperatura, bastante apetecible, invitaba a ello. Un concejo que tiene mucho que ofrecernos hacia el cual nos dirigimos juntas y, un lugar, el Embalse de Valdemurio, que refleja la belleza de un entorno sencillamente mágico.
Poco después de pasar el Museo Etnográfico de Quirós y comarca, un desvío a la derecha, bien señalizado nos indicará el camino a seguir hacia Faedo y Fresnedo y, por supuesto, hacia nuestros molinos.
El ascenso es empinado y las vistas no tienen desperdicio alguno.
“Trailera” y yo no tardamos en llegar hasta nuestro destino, aunque ella tendrá que esperarme en la carretera junto a la cual hay un cartel donde, una vez más, se nos indica la ubicación de este conjunto etnográfico.
Me parece que tú no podrás bajar por aquí….Así que me toca explorar a mi sola..
El lugar parece sacado de un cuento de hadas..
Se trata de tres molinos hidráulicos escalonados que aprovechan el agua de reguero de Corroriu y en los que se viene moliendo ancestralmente el maíz y/o escanda.De propiedad vecinal la explotación era por vecera o turnos de todos los propietarios de los mismos en el que cada uno tenía la propiedad de un día o medio, etc,..Parece ser que ya existían en el S.XVIII, dado que en el Catastro de Ensenada, en 1752 ya se mencionaba la existencia de 66 molinos en el concejo de Quirós.
En 1993 los dos más altos fueron rehabilitados..
Lo cierto es que su estado es bastante bueno..¿Y si abrimos la puerta?…
En el interior..
Solo se escucha el sonido del agua…
Caminamos hacia el molino más alejado y para ello…
Este molino tuvo una rehabilitación más laboriosa por su estado ruinoso y para ello se siguió fielmente su estructura y sistemas de impulsión y trituración originales, etc. El resultado, como apreciamos, ha sido muy bueno.
Quien quiera caminar puede seguir haciéndolo…
Aunque yo me doy por satisfecha y como el hambre ya aprieta, rodeada de un paraje como éste, me fue fácil encontrar un comedor como el que tuve ese día.
Muy afortunada por amar lo que hago y, por poder enseñarlo a aquellos que no lo conocen y que viajan a través de mis relatos, me subí a mi “Trailera” en búsqueda de nuevos destinos en esta Asturias que cada día, más me sorprende.