Por María de Álvaro:
Soy una mujer -una chica, como se denomina mi abuela a sí misma- así que me gustan los tacones y el pelo largo, leo poesía cuando estoy depre, voy de compras en idénticos momentos y en los otros, también y, por supuesto, odio el fútbol. Como todas. Aunque confieso que más que odiarlo me es absolutamente indiferente. Ni siquiera me gustan las piernas de algunos futbolistas, como decía aquel anuncio, porque un futbolista es mayormente un hortera y a mí los horteras, mayormente, no me gustan.Y además me dan repelús esas americanas blancas que llevan, aunque a los hijos de Nati Abascal les sienten tan bien.
En fin, que me pierdo, que yo lo que quería hoy era hablar de fútbol y más concretamente del tal Congo. No tengo ni idea de si es bueno o malo, supongo que bueno, pero esto es igual que casarse con Hugh Grant -uno de mis ídolos, lo confieso- llevándolo al altar con una pistola en la cabeza. Casarte te casas, pero, chica, qué necesidad. Toda la vida se dijo aquello de ”Pal que no quier tengo yo mucho” y yo creo que el Sporting podía aplicar aquí un poco el refranero. Será una mierda de equipo, pero es el nuestro, y hay cosas más importantes que ganar un partido. Y hasta que ganar unos cuantos.
Querido Congo, si no nos quieres, nosotros a ti tampoco. Buenos somos.