Por María de Álvaro:
No quiero que Fernando Alonso gane el campeonato de Fórmula 1. No. No quiero porque voy con Jenson Button desde que empezó. Y ya sé que no se come nada, pero es tan guapo… En fin que mis conocimientos de motores no dan más que para tan profunda reflexión. Lo siento.
Pero es que, además, con Alonso estoy algo enfadada. Y mi enfado no sé parece en nada al que tienen algunos mecánicos o algunos periodistas ofendidos. Mi enfado viene por que este chico se niega a ir a las fiestas de Lady Lisa Dennis y planta al mismísimo Alberto de Mónaco. Hoy he leído que al chaval lo que le gusta es comer pizza en la habitación del hotel, que no digo yo que sea mal plan así en abstracto, pero resulta, por lo menos, incomparable.
En fin, Fernando, que Dios da pan a quien no tiene dientes e invitaciones a fiestas a quien no sabe aprovecharlas. Yo es que me me veo entrando en el Baile de la Rosa con un valentino rojo y un niño de Nati Abascal de cada brazo y me pongo mala. Qué pena, de verdad. Voy a ver si me hago con el móvil de Briatore. O el de Alejandro Agag, que nunca se sabe.