Por María de Álvaro:

De siempre me han fascinado los hermanos Wachowski. No por Matrix, que yo con tanta realidad real y paralela me pierdo, si no por el nombre. Me pasa lo mismo con Rutger Hauer y Marifé de Triana. Y estos días me pasa, sobre todo, con las elecciones polacas. Todo, claro, por los hermanos Kaczynski, esos que pretenden arrebatarle el poder al PO con un partido que se llama el PIS. Voy a ahorrarme los chistes fáciles.

El caso es que lo de Varsovia es un sainete en toda regla, con dos hermanos, dicen que ultracatólicos y megamafiosos, que controlan al personal a través de Radio María, y un gobierno que ha montado una especie de KGB capitalista para hacer lo propio. Un culebrón de lo más entretenido para todos menos para los polacos, supongo. Un culebrón, supongo también, normal en una democracia en pañales, pero no tanto en una que anda rondando los 30, con la sabiduría que da eso. Porque mientras me parto con los polacos miro a nuestros wachowskis particulares y se me corta la risa.

Mariano, cariño, lo del vídeo institucional bandera al aire fue lo más ridículo que has hecho en tu vida. Y, Joze Luiz, corazzzzzón, si esa es la única respuesta que se te ocurre… Un favor, dejad los videoclips para Shakira que como sigáis así le doy al banco las direcciones de Génova y Moncloa y os turnáis con mi hipoteca. Aviso.