Por María de Álvaro:
Solo hay una cosa peor que un domingo por la tarde: un domingo por la tarde de otoño. Al otoño le pasa lo mismo que a las faldas por la rodilla, que no son ni cortas ni largas y quedan fatal. Hay muchos hombres así también, aunque en su caso suelen ser más cortos que largos, pero ese ya es otro tema. El caso es que las tardes de otoño son básicamente aburridas. Y las hay, como la de hoy, que además son largas. Una hora más exactamente. Y en una hora se pueden hacer muchas cosas. O ninguna. No sé si me explico.