“(…) Me gusta ser invisible, escribir en la arena y que todo lo que escribo lo borre el viento.
Me gusta poner al mal tiempo buena cara y no dejar traslucir una sonrisa cuando tengo encerrada en casa, por su gusto y el mío, a la felicidad.
Me gustan los amores eternos que duran un fin de semana.
Me gustan los amores de una noche que duran toda la vida”.
Se lo he leído a José Luis García Martín y yo, con su permiso, quiero añadir una palabra: amén.