Alcántara no falló nunca, ni un sábado santo, ni un domingo de elecciones, ni en pleno agosto malagueño, ni en días de feria, ni en tardes de gripe. Cada día llegaba a la Redacción su columna, su lección de vida en trescientas palabras, aquella maravillosa sucesión de verdades, aquella cadena de símiles, de sentencias, de […]