Por María de Álvaro:
Hace una semana que estrenamos gobierno y desde entonces no he hecho otra cosa que estudiar el grupo a conciencia. Me duelen los codos, las ojeras me llegan a las rodillas y tomo paracetamol como si fueran lacasitos, pero lo he conseguido. Al fin tengo rematado mi estudio sobre el equipo del flamante presidente Zapatero. Y me me dispongo a exponer aquí mismo, si más dilación, mis conclusiones. Allá voy.
Resulta que entre los nuevos ministros hay tres que llevan gafas; un único calvo, pobrecito Rubalcaba, menos mal que le acompañan otros tres con entradas para que no se sienta tan solo hablando de crecepelos; tenemos igualmente y por seguir con el cabello, 10 de pelo corto y 7 de pelo largo, incluidas aquí melenas y medias melenas. En el capítulo color, sólo dos rubios, rubias más concretamente, aunque tengo mis sospechas, creo que María Teresa Fernández de la Vega se tiñe, Elena Salgado, no, que la química no es nada buena para la salud y ella es muy ‘repunante’. Finalmente, hay cuatro con barba y un número por determinar que, teniendo bigote, se lo depila en lugar de afeitarlo. O sea, no se nota a simple vista.
Interesante, ¿verdad? Mucho, tanto como fijarse en cuántos hombres y cuántas mujeres, o viceversa, lo componen. Como si eso, de por sí, y sin saber quiénes son esos hombres y esas mujeres, o viceversa, fuera un dato a tener en cuenta. Tanto como tener un Ministerio de Igualdad, cuando para que exista igualdad solo hace falta una cosa: que se cumplan las leyes. En resumen, que estoy harta de que nos traten como si fueramos tontas. Gracias.