Siempre pensé que triste se escribe mejor. Pero hasta cierto punto. Así que esto no es un post, es un mantra, unas pocas palabras para repetirme una y otra vez eso de que ‘un punto es un punto’. Yo no sé si la ocasión de Barral fue buena, ni si la falta del gol, falta. Yo, si me pongo, no sé ni lo que es un fuera de juego. Pero tengo fe. Y con eso y un poco de suerte, acabamos todos en la fuente de Begoña. Al tiempo.