Hay veces, pocas, pero las hay, que merece la pena cambiar algo que puede parecer perfecto. No porque vayas a mejorarlo. En esto, como en casi todo a excepción de en los electrodomésticos, no hay garantías. Pero merece la pena. Aunque sólo sea por intentarlo. Por eso, y por alguna cosa más que, supongo, aquí no viene a cuento, ésta es para mí la canción de la semana. O del fin de semana. Disfrútenlo. Yo pienso hacerlo. Aunque pierda el Sporting, cosa, que, dicho sea de paso, dudo mucho. Pero mucho, eh.