El portavoz del PP, Joaquín Aréstegui, considera que la polémica sobre la ubicación de las sedes institucionales del Principado les sirve a los socialistas para distorsionar la reforma del Estatuto de Autonomía. La alcaldesa de Gijón pidió modificar el artículo 5 del Estatuto para poder abrir sedes del Principado por distintos lugares de Asturias, sin que esa decisión tenga que venir respaldada por una ley. ¿Esta propuesta contamina el debate estatutario?
No creo que la cuestión de las sedes del Principado sea el plato fuerte de la próxima reforma estatutaria. Pero hace bien Paz Fernández Felgueroso en aprovechar la revisión de la carta autonómica para introducir algunas modificaciones que hagan al Estatuto más funcional y acorde con los tiempos que corren. Por si había alguna duda sobre la conveniencia de cambiar el artículo 5, ahí está el informe del Consejo Consultivo que recomienda al Principado reformarlo, para que se aclare qué sedes son susceptibles de ubicar fuera de la capital, y evitar el engorroso procedimiento legal que hay que seguir en la actualidad. Le será fácil a los dos grandes partidos ponerse de acuerdo sobre ese asunto, y para ello puede ser operativo cotejar las fórmulas que se siguen sobre las sedes institucionales en el resto de las comunidades autónomas. ¿Le interesará enrocarse al PP y defender que ningún servicio, dependencia u organismo autónomo de la Administración regional pueda ubicarse en Gijón? Dentro de la estructura de poder del PP los intereses de Oviedo pesan mucho, por algo saca mayoría absoluta en todo tipo de elecciones en la capital, pero no hasta el punto de marginar enteramente las aspiraciones de Gijón o Avilés. El equilibrio general que tiene que mantener el Gobierno regional entre las demandas de los municipios se reproduce dentro de los aparatos de los partidos, de modo que no puede el estado mayor del PP olvidarse de las aspiraciones de los militantes y electores de los otros concejos.
Joaquín Aréstegui dice que los socialistas contaminan la reforma del Estatuto con la polémica sobre las sedes. Pero no parece que todos los socialistas tengan la misma opinión sobre el particular. Lo ocurrido con la sede del Instituto de la Mujer demuestra que unos socialistas piensan una cosa y otros consideran acertada la tesis contraria. Sin esa disparidad de posturas no se hubiera producido la confusión de estar un día preparando la mudanza y al siguiente deshaciendo las maletas. La decisión del Consejo de Gobierno de mantener la sede en Oviedo no puede ocultar que dentro del mismo Gobierno dos consejeras pensaban distinto. Si se observa con detenimiento, en el Partido Socialista hay las mismas posturas que en el Partido Popular, lo que ocurre es que entre los socialistas hay un mayor equilibrio entre los intereses de las distintas ciudades, mientras que en el PP la conveniencia de Oviedo tapa al resto. Así ocurrió en la polémica sobre el Museo de los Premios, en que el PP avilesino quedó a los pies de los caballos. Como bien sabe Aréstegui.