La Junta General del Principado ha introducido un cambio en la elección del director de la televisión autonómica, al pasar de ser una competencia del Gobierno regional a ser un cometido de la propia Cámara. El PP ha apoyado la iniciativa del PSOE, y a partir de ahora el director será producto de una decisión parlamentaria, convenientemente reforzada por una mayoría cualificada: 27 diputados.
IU movió pieza al presentar una proposición de ley sobre la materia, en la que el director correspondía a la Junta General del Principado, por mayoría absoluta, pero los socialistas fueron los que remataron la jugada, al proponer que sea el Parlamento, pero por mayoría cualificada. El Gobierno cede una competencia que le correspondía, pero asegura que el nombramiento pase por sus manos, al no poder elegirse director sin contar con el apoyo del grupo socialista. IU se queda como estaba, ya que antes no tenía influencia sobre el nombramiento, por corresponderle al Gobierno, y ahora tampoco tiene nada que decir porque sus escaños no sirven para que los grupos parlamentarios del PSOE o del PP alcancen la mayoría cualificada. El único grupo que aumenta su influencia sobre la televisión autonómica es el PP.
Este juego parlamentario de propuestas y contrapropuestas puede repetirse en otras materias. Por ejemplo, en el Estatuto de Autonomía. Si IU plantea alternativas de difícil asunción por parte de los socialistas, tal vez logre un efecto contrario al pretendido, al empujar al PSOE a negociar con el PP. Aunque hay una ponencia parlamentaria y un debate a tres bandas, la experiencia indica que la redacción de los estatutos de autonomía se cataliza a partir de un momento determinado, en que dos dirigentes de izquierda y derecha se ponen de acuerdo en una negociación bilateral realizada fuera del Parlamento. ¿No fue la propia Constitución el fruto de una conversación a tumba abierta entre Alfonso Guerra y Abril Martorell? La estructura de triangular de la Cámara propicia este juego de amores y desamores, en las que un partido que podía gobernar se queda fuera de los acuerdos parlamentarios. Cosas de las matemáticas: a IU le favorecen los acuerdos por mayoría absoluta, pero le perjudica la mayoría cualificada.