El diputado socialista, Álvaro Cuesta, afirma que el Ministerio de Fomento estudia suprimir el peaje del Huerna para todos los automovilistas que utilicen con frecuencia esa autopista. Hasta ahora nos habían dicho que iban a aplicar una rebaja, pero esto es otra cosa. Se me ocurren varias reflexiones al respecto.
La primera tiene que ver con el carácter político, electoral, de la medida. Las encuestas tienen que estar arrojando un resultado muy incierto para que en las últimas semanas el Gobierno de Zapatero anuncie medidas tan positivas para los ciudadanos. El Gobierno ha asumido todo tipo de compromisos de inversión y gasto y a la vez anuncia una rebaja de impuestos. El famoso superávit de las cuentas del Estado que para el próximo año está valorado en un 1,15% de los presupuestos (alrededor de los 15.000 millones de euros) ya está consumido.
El peaje quedará suprimido para los conductores que transiten con frecuencia por el Huerna. Ahora hace falta saber qué entienden Álvaro Cuesta y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, por uso frecuente. ¿Cruzar hacia Castilla todos los días? ¿Hacerlo todas las semanas? ¿Una vez al mes?. Más dudas. ¿Qué pasará con los ciudadanos que circulen esporádicamente por la autopista? ¿Pagarán la totalidad del peaje? Sería la primera vía de transporte en España que es gratis, para unos, y de pago, para otros, en función de la frecuencia de los viajes. La picaresca estaría asegurada. Del anuncio del Gobierno cabe colegir que hizo mella la campaña realizada desde Asturias, recordándole a Zapatero su promesa de rescatar el peaje, realizada en el mitin del nueve de agosto de 2004 en Gijón. La rebaja a los transportistas, realizada el pasado año, no ha servido para acallar las quejas, y por eso llega ahora la oferta del “peaje infrecuente”. Lo mejor hubiera sido realizar una consignación presupuestaria y marcarse el plazo de unos cuantos años para ir suprimiendo progresivamente el peaje. Esto de quitarlo enteramente, para unos, y dejarlo intacto, para otros, sólo tendría sentido si la crítica al peaje proviniese de la gente que usa frecuentemente la autopista. Pensar tal cosa es una ingenuidad, y supone desconocer cómo prenden los debates en Asturias.