La espera de la sentencia sobre el juicio del 11-M se vive con gran expectación, por parte de las víctimas, los partidos políticos y la sociedad. En el banquillo no había un terrorista estrella, así que la atención está puesta más en los argumentos de la sentencia que en los miles de años de cárcel que puedan caer sobre algún acusado. El asunto está en saber si la autoría de los atentados (material e intelectual) recae en células islamistas radicales o si en la maquinación del crimen está también implicada ETA o algún servicio de información extranjero. Social y políticamente, esa es la cuestión a dirimir.
Algún periódico y alguna radio apostaron, desde el principio, por la gran trampa. El asunto es largo y alambicado, pero se puede resumir: sectores influyentes del PSOE, en vista que el PP iba a ganar por tercera vez consecutiva las elecciones, tramaron una conjura en la que aparecen implicados gente de ETA y de algún servicio de información extranjero, para inducir a células islamistas a cometer un gran atentado, del que responsabilizarían al Gobierno por haberse ganado la animadversión de los fundamentalistas por la guerra de Irak. Tras la matanza, los socialistas soliviantaron a las masas contra el Gobierno con la famosa frase de Rubalcaba, “los españoles se merecen un gobierno que no les mienta”. A esta versión, sin sumarse a ella explícitamente, le dieron cobertura algunos sectores del PP. Frente esta tesis, se alza el relato de la Fiscalía, que considera inspiradores y ejecutores de la matanza a los islamistas. El resto de los partidos políticos y medios de comunicación dieron verosimilitud a la investigación de la Fiscalía. ¿De qué lado caerá la sentencia?
El día que se cometieron los atentados, nadie hubiera imaginado que el juicio sobre los acusados se iba a convertir en una lucha entre los partidos políticos, un rifirrafe entre los medios y una pugna entre versiones sobre la autoría de la matanza. La bronca empezó con la comisión de investigación parlamentaria y terminó con la vista oral del juicio en la Audiencia Nacional. La sentencia puede dejar tocado del ala a algún partido, cuando todos condenaron con firmeza los atentados de los trenes. Así de desquiciada es esta legislatura.