El Gobierno aprueba hoy el proyecto de Presupuestos del Principado para el año 2008. Se trata un conjunto de recursos económicos que se elevan a un total de 4.180 millones de euros, de los cuales irá una cuarte parte dedicada a inversión y más de un 65% a gasto social. Estamos en presencia del mayor proyecto presupuestario de toda la etapa autonómica, que tiene el 90% de su contenido destinado a crear actividad económica o a aumentar la cohesión social. ¿Suscitará el espontáneo apoyo del Parlamento?
Todo lo contrario. Prácticamente no tiene ninguna posibilidad de salir adelante, porque sólo contará con el respaldo del grupo parlamentario socialista. IU y el PP harán cualquier cosa menos darle su apoyo, al igual que en las comunidades gobernadas por el PP los grupos de izquierda se oponen a los presupuestos regionales. Todo ello forma parte de la dinámica perversa de los sistemas parlamentarios regidos por los intereses de partido. El vicio empieza con candidaturas electorales cerradas, dentro de circunscripciones amplias, lo que corta cualquier nexo de relación entre los diputados y los electores, más allá del liderazgo que ejerza el cabeza de candidatura. Sobre esa base cualquier decisión que tome un diputado en el Parlamento no tiene repercusión en sus intereses (por ejemplo, votar en contra de la variante de Pajares), quedando todo justificado en función de la estrategia del partido, que sobre una patina ideológica (la derecha no puede votar unos presupuestos de la izquierda, o la izquierda revolucionaria no puede votar los presupuestos de la socialdemocracia) justifica cualquier decisión concreta, aunque vaya en contra de la mayoría. ¿Por qué IU no votará a favor de los presupuestos? Simplemente, porque no forma parte del Gobierno. ¿Por qué el PP votará en contra de los presupuestos? Porque se siente en la obligación de rechazar cualquier asignación de recursos firmada por los socialistas.
De esta situación sólo se sale con implicación de la sociedad. Las centrales sindicales y la patronal, que ahora está negociando la concertación social, son los únicos que están en condiciones de condicionar las decisiones de los partidos. O los electores, con su voto en el próximo mes de marzo.