Mariano Rajoy ha prometido a Ovidio Sánchezque en caso de ganar las próximas elecciones generales el AVE del Cantábrico será una prioridad del gobierno del PP. Se trata de una proyecto que entronca con el plan de infraestructuras de la época de Aznar, ya que el Transcantábrico era la propuesta estrella del Plan Galicia, un conjunto de medidas destinadas acompensar a las regiones dañadas por el chapapote.
El AVE del Cantábrico no suscita un especial entusiasmo entre los gobiernos socialistas de Galicia y Asturias. Sin embargo, en Cantabria y el País Vasco tienen una opinión más positiva de esa línea férrea, de modo que el ferrocarril se empezará a construir por el este,aunque el chapapote llegaba por el oeste. Si le dicen a Aznar que del costosísimo proyecto se iba a beneficiar antes el Gobierno del PNV que la Xunta de Galicia se quedaría con la boca abierta. Es muy difícil prever el futuro. Cinco años más tarde de la marea negra, en las cuatro comunidades del Cantábrico está el PP sentado en los escaños de la oposición.
La respuesta de Rajoy es de libro, porque la oposición no debe negarse a asumir ningún proyecto. El gasto es un problema para el que gobierna, pero no para el que promete. Esta regla tiene una excepción: el rescate del peaje del Huerna, asunto que Rajoy exige a Zapatero,pero que se niega a comprometer para el día que gobierne el PP. ¡Qué difícil debe ser el rescate del Huerna para que Rajoy saque a relucir su escepticismo gallego! El Transcantábrico lo pusieron de actualidad los socialistas asturianos, al dejarlo fuera del programa electoral, asegurando que causa más daños que beneficios. Los socialistas consideran que el AVE del Cantábrico provocará grandes perjuicios medioambientales y que no hay masa crítica de viajeros para construir esta línea. El rechazo no es definitivo, ya que dejan la puerta abierta a este proyecto si la línea no se construye por la rasa costera, estrecho corredor en el que se asientan importantes núcleos urbanos,explotaciones ganaderas, grandes industrias, instalaciones de servicios, así como carreteras y vías de tren. En la campaña electoral se hablará delTranscantábrico, como forma de ir en una hora a Francia. Todo muy rápido, pero a partir del año 2040.