Tres argumentos diferentes llevaron a Álvaro Cuesta, Gabino de Lorenzo y Laura González a ser cabezas de lista
Los candidatos ya están dispuestos para la batalla con la sonrisa maquillada, lista para ser colgada de las farolas en forma de reclamo electoral. Álvaro Cuesta, Gabino de Lorenzo y Laura González, como cabezas de candidatura de las principales opciones electorales, han recorrido caminos distintos para situarse en la línea de salida.
Álvaro Cuesta representa el consenso de la familia socialista. La ejecutiva de la FSA formuló una propuesta de candidatura y luego el comité regional, compuesto por 260 miembros, refrendó la lista con el 96% de los votos mediante sufragio secreto en urna. Máximo apoyo que debe relacionarse más con el liderazgo de Javier Fernández en el socialismo asturiano que con el tirón de Cuesta entre las huestes de su partido. Los socialistas asturianos, como todo partido acostumbrado al poder, apuestan por opciones conservadoras y aprobaron una lista de repetición: Álvaro Cuesta, María Luisa Carcedo, Celestino Suárez y Mariví Monteserín. Los mismos nombres que cuatro años atrás.
Gabino de Lorenzo se postuló para el puesto sin que nadie se lo hubiera pedido. Es probable que la dirección nacional del PP estuviese al tanto de los deseos de Gabino, o quizás le haya insinuado la posibilidad de presentarse. El caso es que nada más levantar Gabino su bandera de renovación todos los dirigentes del PP aplaudieron la iniciativa. El problema vino cuando De Lorenzo presentó una candidatura representativa de los más importantes concejos y el aparato del partido la rechazó, desairando a Pilar Fernández Pardo y dejando en nada las expectativas de Avilés. La aprobación de la candidatura se resolvió en una negociación entre la dirección nacional del PP, Ovidio Sánchez y Gabino de Lorenzo que cuajó en una lista con gran preponderancia de Oviedo y alrededores (Llanera), al copar cinco puestos que tienen escaño (tres en el Congreso y dos en el Senado) de siete posibles. El resultado final vino precedido de dos durísimos comunicados de Jaime Reinares y Gabino de Lorenzo sobre Ovidio Sánchez, que guardó su habitual silencio envuelto en piel de cocodrilo.
IU tuvo que recurrir a Laura González, que ya gozaba de las primeras semanas de merecido descanso como trabajadora jubilada. Siempre que IU tiene un problema recurre a Laura, como hizo Llamazares en el año 1990. En aquella coyuntura había que elegir un candidato para presidente autonómic y, frente a la alternativa de Gerardo Iglesias, Llamazares sintió temor a perder (no era para menos) y corrió a buscar a Laura González, entonces concejala de Avilés, que fue, a la postre, cabeza de lista de IU. Laura González aporta naturalidad y talante abierto hacia la gente, algo que no es fácil de encontrar en una fuerza política que, curiosamente, presume de estar en permanente contacto con la calle. Para recuperar el escaño perdido en el Congreso, IU interrumpió la jubilación de Laura.
Claves internas
La disparidad de vías para llegar al cartel electoral (Álvaro Cuesta repite por antigüedad al tener asiento en la Cámara baja desde el año 1982, De Lorenzo encabeza por iniciativa propia y Laura González va la primera porque la fueron a buscar a casa) refleja distintas claves internas y diferentes estrategias electorales.
Para los socialistas, las elecciones se dirimen en clave nacional y la lista asturiana no tiene que aportar nada especial. El PSOE reservó, siempre, sus mejores candidatos para la batalla autonómica, mientras que las candidaturas nacionales se limitaron a reflejar el equilibrio interno alcanzado en los congresos. Por ejemplo, Luis Martínez Noval nunca optó a la Presidencia del Principado, limitándose a ser el primero en la lista de las generales. Esta estrategia tuvo su reflejo en las urnas, ya que el PSOE logró una mejor trayectoria en las convocatorias autonómicas que en las generales.
Hay una razón no explicitada que coadyuva a esta estrategia: no remover las aguas del partido. El PSOE valora como su principal activo la unidad de la organización, así que no tiene interés en abrir debates internos cada poco. Se opta por la continuidad, aunque el mismo comité regional que apoya casi unánimemente la candidatura electoral sabe que no tiene sentido poner a Celestino Suárez en el tercer puesto de la lista porque es irrelevante para los votantes. La apuesta por el continuismo tiene la ventaja de la unidad interna y el inconveniente de la falta de ilusión y el escaso brillo de la candidatura. En el caso de la próxima cita electoral queda por ver si la pesada inercia del socialismo asturiano no es un obstáculo para contrarrestar la campaña populista de Gabino, llena de frases estridentes y halagos engatusadores.
El PP mantiene la orientación contraria. Las candidaturas para las elecciones generales siempre originaron problemas, con choques entre las organizaciones municipales. Baste recordar en los años noventa del siglo pasado la cerrada pugna entre Alicia Castro y Mercedes Fernández por ver quién «era la dos». En esta ocasión, Gabino de Lorenzo aprovechó el cambio de la cabeza de la lista para lanzarse a la lucha por el control de la organización regional del PP. Todos los mensajes de Gabino tienen un punto común: la votación del nueve de marzo sólo es un primer paso. Los resultados de las elecciones se leerán en clave interna, como es la norma. En el año 2000, cuando el PP sacó su mejor registro en Asturias con Álvarez-Cascos de cabeza de candidatura, se vendió el resultado como una forma de hacer política que daba por superada la crisis del PP con Marqués. Los votos que obtenga Rajoy en Asturias se analizarán como una victoria o una derrota de Gabino.
Entre el continuismo socialista y el test de Gabino, IU sigue una tercera vía, porque Laura González no es producto de la inercia ni tampoco supone ninguna baza para reajustes en la organización. Se trata de la mejor contribución que puede hacer IU, desde Asturias, para apuntalar la menguada presencia parlamentaria. Frente a la estrategia oportunista de IU de entrar en todos los gobiernos sin condiciones y plantear en Asturias todas las condiciones para poder entrar en el Gobierno, Laura González representa el rostro menos sectario de la organización.