La imagen de los tres cabezas de candidatura ante una silla vacía indica que en época electoral el poder no ha tomado asiento: el Parlamento disuelto, el Gobierno en funciones y el nervio de la decisión diseminado entre treinta millones de electores. Laura González está en el centro, entre Gabino de Lorenzo y Álvaro Cuesta, como en las fotos que se hacían antes de aprobarse la Ley de Igualdad, cuando reinaba la asimetría entre hombres y mujeres, y las damas tenían preferencias formales y subordinaciones reales. Mirando con más detenimiento la imagen se adivina que Laura no está en el centro por ser mujer sino por ser la candidata de IU. ¿Es IU de centro? Al contrario, se trata de la opción electoral que camina más escorada a un lado, pegada al carril de la izquierda. Sin embargo, Laura está entre De Lorenzo y Cuesta, porque su presencia da un toque de neutralidad, de tercera vía, entre los dos grandes protagonistas de la contienda. El centrismo fotogénico de Laura simboliza que el partido está sin jugar. Si Gabino ó Álvaro hubiesen posado en el medio, la foto sería tendenciosa, porque todavía no se conoce el resultado electoral. Sólo después del 9 de marzo tiene derecho uno de los dos a ponerse en el centro, acompañado de perdedores. Claro está que cabe una última interpretación para los que ven con lentes de ideología hasta el posado de fotos: la candidata de IU en el medio significa que en esta legislatura se ha dinamitado el centro político, lugar hacia el que los dos grandes partidos convergían desde que se inició la democracia. Es ésta la última y más grave consecuencia de este mandato: entre todos mataron la moderación.
La silla del poder está vacía y los tres candidatos se agarran a su respaldo con ganas de tomar asiento. Álvaro Cuesta ha recuperado la chaqueta de pana de la gran época de las mayorías absolutas de Felipe González y De Lorenzo recrea su personaje que le ha permitido ganar todas las elecciones en Oviedo durante los últimos 17 años. Y Laura, con el carné de jubilada y su gran estatura, busca el escaño perdido de Pasionaria.