La campaña electoral entra hoy en una de sus jornadas decisivas, ya que se producirá el primer “cara a cara” televisado entre Zapatero y Rajoy. Como entremés tuvimos el debate de Solbes y Pizarro, que aunque estuvo trufado de parámetros económicos y razonamientos técnicos, fue seguido por cinco millones de espectadores. Y luego dicen que a la gente no le interesa la política, cuando lo que no le importa son las cuitas de los políticos o los soporíferos programas electorales sobre alternativas de medio ambiente o educación. Con un ejemplo queda más claro: a todos nos interesa Asturias, pero casi nadie está pendiente de lo que diga o deje de decir un consejero del Principado. Esa es la diferencia. Cuando hay intereses en juego, de verdad, la gente se pega a la pantalla como si fuese la final de la “Champions League”. Hoy se va a comprobar.
En las encuestas se detectan tres millones de ciudadanos que no tienen decidido su actitud ante las urnas, así que el debate televisado de esta noche es una buena ocasión para que se decanten hacia un lado. En un “cara a cara” se aprecian los argumentos, pero también la forma de trasmitir los mensajes y la capacidad para replicar al oponente. En los mítines no existe nada de eso, ya que los razonamientos se sustituyen por arengas y no hay ningún adversario político dispuesto a llevar la contraria. Las campañas electorales sin debates entre los principales oponentes no pasan de ser una campaña de publicidad. La situación límite es la que se da en Asturias, donde un líder que tiene soluciones para todo y descalificaciones para todos, ni acepta debates ni concede entrevistas, que no sean por escrito. Cada político y cada partido es libre de tener la estrategia electoral que mejor le parezca, pero hay algunos puntos básicos a los que todos los candidatos deberían atenerse, porque afectan directamente al interés de los ciudadanos, como los “cara a cara” televisados y las entrevistas sin afeitar.
Llevamos cuatro días de campaña y todavía no hubo un candidato que aportara soluciones para los verdaderos problemas de la próxima legislatura. Ahí está el barril de petróleo a 100$ y nadie dice cómo reducir la dependencia energética. Todos se apuntan a las proclamas indoloras, como la extensión de los campos eólicos, pero no se escuchan otro tipo de propuestas, penalizando fuertemente por la vía de los impuestos a los vehículos derrochadores de gasolina, encarando la energía nuclear, etcétera. Está muy bien lo de debatir sobre los principales temas de la pasada legislatura, ó marear la perdiz sobre si estamos inmersos en una crisis ó en una desaceleración económica, pero hace falta presentar opciones sobre los asuntos que preocupan en vez de rebajas fiscales para cautivar a los indecisos.
Las decisiones que implican costes se retrasan sistemáticamente. El mejor ejemplo, en Asturias, son los tendidos de alta tensión que ya estaban diseñados hace un cuarto de siglo y siguen sin ejecutarse. ¿Qué dicen Álvaro Cuesta, Gabino de Lorenzo y Laura González sobre los trazados propuestos por Red Eléctrica Española para evacuar la electricidad que se genera en Asturias? ¿Le dan la razón a los que impiden su ejecución ó están dispuestos a mojarse y defender los intereses generales de la región? Otro ejemplo. El embalse de Caleao lleva quince años entre planes ministeriales y todavía estamos pendientes del último estudio de impacto ambiental. ¿A alguien le parece seria esa forma de proceder? ¿Y la financiación autonómica? Ante las urnas hacen falta soluciones reales porque tanta dosis de analgésicos puede llevar a la sala de urgencias.