Archivado el expediente de las elecciones europeas, la clase política asturiana vuelve a sus temas preferidos, tan inútiles en tiempos de crisis y urgencias, como tediosos para el ciudadano medio. El grupo parlamentario del PP no tuvo mejor idea que citar en la Junta General a 58 directivos de empresas públicas, organismos autónomos y fundaciones para preguntarles por la cuantía de su sueldo. El PP sabe perfectamente lo que ganan, empezando por González Marroquín, director del Idepa, que con sus 104.000 euros es el empleado con una remuneración más alta de toda la fronda autonómica. Los diputados del PP tienen toda la documentación sobre el particular y si quieren ampliarla con algún otro dato no tienen nada más que pedírselo a Jaime Rabanal, consejero de Economía. La iniciativa sólo tenía por objeto organizar un pequeño revuelo con tan alta concentración de ‘vips’ en el Parlamento para someterlos a un interrogatorio retórico. Todo ello tiene que ver con los llamados «chiringuitos socialistas», que es lo único que excita la vocación parlamentaria de los diputados del grupo popular. Ni crisis económica, ni sostenibilidad de la red pública de salud, ni retrasos en la aplicación de la Ley de Dependencia. Todo eso es ‘pecata minuta’ al lado de las empresas públicas, sus contratos y sueldos.
El asunto no les salió de todo el mal a los diputados del PP, porque alguno de los comparecientes se confundió de tribuna y acabó profiriendo expresiones retadoras, «a ver quién puede más», cuando procedía utilizar un registro neutro. Para pronunciar bravatas se bastan los propios parlamentarios.
Lo más llamativo del asunto es que un día más tarde, el coordinador general de IU y portavoz parlamentario, Jesús Iglesias, criticó a los representantes de las empresas por no facilitar datos al PP, deduciendo de su actitud una falta de respeto al Parlamento. Iglesias sabe bien que el PP tiene ya la información que aparenta recabar y que la citación parlamentaria no pasa de ser una estratagema para inventar un escándalo que carece de sustancia. Lleva un semestre IU formando parte del Gobierno y más de la mitad de sus declaraciones llevan el sello de un grupo de oposición. Luego les extraña que en las convocatorias electorales no recojan más de 24.000 votos.