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Juan Neira

LARGO DE CAFE

LA REFLEXIÓN DEL EX MINISTRO

Al recibir la Sardina de Oro, Francisco Álvarez-Cascos pronunció un discurso político, en el que achacó la crisis económica a la gestión del Gobierno de Zapatero, señaló los atrasos que arrastraban las infraestructuras asturianas y propugnó la necesidad de llegar a unos acuerdos, como los Pactos de la Moncloa. El ex ministro de Fomento del Gobierno de Aznar crítico la carencia de un liderazgo político, como el que tuvieron en su día Felipe González y Xabier Arzalluz.

Sobre el origen de la crisis económica hay pocas dudas, ya que fue un fenómeno creado en las finanzas americanas con rápida expansión por el resto del mundo. En el caso español está claro que los problemas en el sector bancario, comunes a todos los países, se juntaron a un fenómeno específico: el gran crecimiento de la construcción residencial apoyada en una fuerte expansión del crédito. El Gobierno de Zapatero, como el de Aznar, se mostraron orgullosos del gran empleo que creaba la construcción y fueron miopes ante los riesgos que encerraba. Culpas compartidas. Álvarez-Cascos señaló como un error de Zapatero el encarecimiento de la tarifa eléctrica, al convertirse en un incremento de costes para la industria, y puso como ejemplo la siderurgia. Sin embargo, en materia de electricidad, el gran error viene de muy atrás, con la Ley de Electricidad del PP, que supuso una mezcla de tarifas decididas por decreto, junto a un mercado mayorista, muy manipulado por las empresas, que creó un impresionante déficit de tarifa, que pagarán los españoles durante los próximos 15 o 20 años. Bien es cierto que a Zapatero le faltó coraje político para corregir ese error, y el déficit de tarifa no hizo más que aumentar en los últimos cinco años. Otro error compartido. En cualquier caso, el cierre del horno alto de Gijón no tiene nada que ver con la tarifa eléctrica, ya que ArcelorMittal apagó la mitad de los hornos que tiene en Europa por falta de demanda.

Sobre los retrasos de las infraestructuras asturianas hay un eterno debate sobre lo que hizo cada gobierno, con luces y sombras para todos ellos. De todos modos yo quiero quedarme con el acierto de Álvarez-Cascos al proyectar y construir la autovía del Cantábrico entre Villaviciosa y Gijón. Por lo demás, el pacto nacional es tan necesario como lejano, y en cuanto al liderazgo de Arzalluz, mejor callar.

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por JUAN NEIRA

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