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Juan Neira

LARGO DE CAFE

EL CAMBIO EN EL PAÍS VASCO

La Gendarmería francesa ha detenido al máximo responsable del aparato de información de ETA, Carlos Arruabarrena, y a una de sus principales colaboradoras. El pasado martes eran detenidos en Guipúzcoa tres miembros de la banda; en la operación fueron incautados 75 kilos de dinamita. Y el miércoles fue apresado otro etarra en el País Vasco francés. Tres operaciones que dieron como fruto la detención de seis miembros de ETA. A las setenta y dos horas del asesinato de Eduardo Puelles, la Policía ha continuado con su trabajo de desarticulación de la banda que está en situación de gran debilidad.

Siendo las continuas detenciones de terroristas muy importantes, porque contra un grupo de asesinos no hay otra política más eficaz que la policial, es preciso poner de manifiesto el cambio cualitativo operado en el Gobierno vasco. La actitud ejemplar de Patxi López, en las horas que siguieron al asesinato de Eduardo Puelles, va a constituir un elemento esencial en la deslegitimación política y social de la banda. Sabíamos de las ventajas de los pactos políticos contra el terrorismo y del beneficio que produce la colaboración entre las policías española y francesa, a la hora de luchar contra ETA. Sin embargo, en toda la etapa autonómica no conocíamos la experiencia de contar con un partido constitucionalista ocupando el Gobierno vasco y con un lendakari que se siente tan identificado con la democracia española como cualquier otro líder autonómico. En la normalización de la vida política vasca va a ser una pieza esencial el Gobierno de Patxi López, respaldado en el Parlamento de Vitoria por el PP.

Cuando se inició la actual legislatura vasca, todos los observadores auguraban un difícil futuro para el Gobierno de Vitoria. Sin embargo, dos meses más tarde, los quebraderos de cabeza son para el PNV. Si el nacionalismo moderado se distancia radicalmente de la política de normalización de los socialistas, su imagen quedará asociada a los grupos violentos. En caso de respaldar al Ejecutivo de López, la política vasca puede entrar en una dinámica distinta, arrinconando definitivamente a la banda terrorista y extendiéndose una nueva conciencia democrática. Y como decía un viejo ‘burukide’, «si desaparece ETA, el País Vasco se convierte en veinticuatro horas en Burgos». Qué felicidad.

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por JUAN NEIRA

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