La expectación por el discurso de José Luis Rodríguez Zapatero en Rodiezmo, inaugurando el curso político, no se ha visto correspondida por las palabras del presidente. Zapatero volvió a referirse al clásico mantra de Rodiezmo, el gasto social, y eludió las explicaciones sobre los recortes en los presupuestos y los impuestos que va a subir. Un día de generalidades. Cuando el debate político es una suma de ingresos y gastos, el presidente eludió las cifras, hasta el punto de que ni siquiera dijo el incremento que van a experimentar las pensiones mínimas, una previsión presupuestaria que siempre anticipaba Zapatero en la fiesta mitin del socialismo minero.
Como en las anteriores citas, el discurso del presidente tuvo como principal soporte el gasto social, un asunto de candente actualidad, porque los gastos han crecido el doble que los ingresos en lo que va de año. Pese a lo que pone de manifiesto la ejecución presupuestaria, el presidente aclaró que el endeudamiento no es excesivo y que todavía hay margen para aplicar políticas sociales. Un mensaje de tranquilidad, cuando las cifras invitan a actuar con urgencia. No miente Zapatero: todavía hay margen. La cuestión está en que hasta el día en que se declara la bancarrota siempre hay margen. La reflexión crítica invita a medir ese margen, y ahora es cinco veces menor que hace un año. Podemos endeudarnos más, hasta que llegue un momento en que pagaremos impuestos para hacer frente a los intereses de la deuda, sin poder amortizar un euro del crédito. Y no introduzco en el análisis las consecuencias de la tendencia a la subida de los tipos de interés, a medio plazo, en los mercados.
El presidente ofreció al Partido Popular dos pactos de Estado, en la energía y en la educación. La política de Zapatero, en energía, es continuista de la de José María Aznar: fuerte subvención a las energías renovables y apoyo al gas natural. No hay cambio de modelo, salvo matices, como la mayor animadversión hacia la energía nuclear. En el diseño energético de Aznar también se relegaba la energía nuclear. El pacto no añadirá gran cosa porque coinciden ambos partidos. En educación, el momento de pactar fue cuando se hizo la ley. Ante el deterioro del sistema urge tomar medidas, pero hay temor a enfrentarse a los lobbys y a los tópicos.