Primer debate parlamentario sobre la crisis económica tras las vacaciones. Zapatero se olvidó de la música celestial de Rodiezmo y enseñó las líneas maestras de lo que pretende hacer con el presupuesto. Propondrá una subida fiscal para recaudar 15.000 millones de euros más que en la actualidad. Por el lado del gasto pretende recortar otros 15.000 millones. En conjunto, quiere aliviar el déficit público en 30.000 millones, lo que supone reducir el déficit en un 3%. No dijo qué tipos impositivos iba a cambiar, pero aclaró que las rentas de trabajo seguirán como hasta ahora. Por el lado del gasto, sólo señaló que afectará al gasto corriente, a las nóminas y a las ofertas de empleo. Como la sanidad, la educación, las pensiones y las subvenciones al desempleo son intocables, es más que probable que los recortes afectarán de lleno a los incentivos para la actividad económica, como las relacionadas con I+D, que teóricamente están llamadas a potenciar el cambio de modelo de crecimiento.
Mariano Rajoy apoya el recorte de los gastos, si el Gobierno renuncia a las subidas fiscales. Resultado: los dos grandes partidos no pactarán el plan de actuación contra la crisis. La posición parlamentaria del PP es ideal para un partido que lidera la oposición, al ver cómo la crisis económica resta credibilidad al Gobierno. Rajoy sabe que, sin hacer nada, mejora su posición con respecto a Zapatero. Al negarse al acuerdo arroja al Gobierno en brazos de los pequeños grupos izquierdistas y nacionalistas, lo que no es una mala estrategia cuando los dos grandes partidos dirimen su competencia en el electorado de centro.
El Gobierno concretará los incrementos de impuestos y la mengua de gastos con sus socios parlamentarios. Tendrá que aceptar propuestas que no son de su agrado. En cualquier caso, en el discurso de Zapatero sigue habiendo elementos mágicos, lejos de un tratamiento clásico de la crisis. No hacen falta leyes de economía sostenible que incluyan propuestas de generar el 20% de la electricidad a partir de las energías renovables, cuando es un objetivo que ya ha marcado la Comisión Europea. Es muy dudosa la necesidad de un nuevo Fondo de Inversión Local, centrado en nuevas tecnologías y medio ambiente. Si se trata de gastar, los alcaldes son los mejores socios, pero las nuevas tecnologías deben seguir otro cauce.