Los Presupuestos Generales del Estado para el año 2010 disminuyen el gasto en un 3,9% con respecto al presente ejercicio. La reforma fiscal permitirá un incremento en la recaudación de 6.500 millones de euros; el 56% de esa cantidad se destinará a reducir el déficit público, asignándose el resto a mejorar la financiación de comunidades autónomas y ayuntamientos. Las cuentas del Estado están condicionadas por la enorme cantidad de recursos dedicados a subvencionar el paro, en lo que supone la mayor operación, de los últimos años, de transferencia de rentas de las clases medias a los desfavorecidos. Pensiones, desempleo y aplicación de la Ley de Dependencia consumen la mitad de los recursos del Estado.

Asturias recibirá 923 millones, un 9,2% menos que el pasado año. Aún así, el dinero destinado a nuestra región representa el 3,9% de los Presupuestos Generales del Estado, mientras que la población de la región sólo es un 2,3% de la española y nuestra aportación al PIB nacional es del 2,2%. Digo esto porque cuando Cataluña y Andalucía reivindicaron la entrega una porción de los recursos del Estado fijaron como elementos de referencia la producción de bienes (Cataluña) y la población (Andalucía). Pues bien, Asturias recibe del Estado mucho más de lo que marcan ambas ratios. Llevamos muchos años con ese trato favorable.

La discusión regionalizada de los recursos del Estado es la consecuencia del giro confederal que ha tomado la política española. En el caso de Asturias, con un fuerte localismo, el asunto va aún más lejos y cuando el Principado presenta sus presupuestos, salen los alcaldes y las oposiciones a valorar cómo trata el Principado a sus concejos. Cuando se ha perdido el concepto de bien general unitario es posible trocear todo, sin dañar nada, como la madre falsa del juicio de Salomón. Regionalizar las inversiones es un intento baldío, porque actuaciones realizadas fuera de nuestra comunidad autónoma benefician tanto a Asturias como las que se desarrollan aquí. Tan importantes son los túneles de Guadarrama como los túneles de Pajares para que llegue el AVE a Asturias; sin embargo, el dinero destinado a la actuación ferroviaria de Guadarrama no computa como inversión asturiana. Carece de rigor la regionalización de los Presupuestos, pero sirve para que los partidos intercambien invectivas.