En el mitin socialista de Llanes, Alfredo Pérez Rubalcaba explicó que la política de Rajoy consiste en distorsionar la realidad del país para alcanzar el poder. En la primera legislatura de Zapatero, la estrategia del líder del PP se basó en el lema ‘España se rompe’, asunto que quedó relegado, una vez pasadas las últimas elecciones generales, para sustituirlo por la quiebra económica, tema que parece más jugoso para ganar los próximos comicios. Antes que el ministro del Interior, tomó la palabra Javier Fernández, candidato socialista a la Presidencia del Principado, que disertó sobre la ausencia de reformas económicas durante los mandatos de Aznar, un periodo que los dirigentes del PP resumen diciendo que España pasó de la ruina al superávit. El secretario general de la FSA atacó esa visión de la realidad, al recordar que el mismo año que Aznar llegó a La Moncloa la economía española ya crecía por encima del dos por ciento. Para Javier Fernández, Aznar acompasó el ciclo económico sin introducir reformas económicas, sociales ni de derechos civiles, aspectos que identificó con la gestión de González y Zapatero.
Pronóstico
Cuando faltan poco más de nueve meses para las elecciones autonómicas, a los dirigentes socialistas les va a resultar difícil volcar la atención del público sobre el PP, porque la gente continúa atemorizada por la crisis económica, con la devastadora estadística del paro, así que tendrán que dar la batalla sobre un terreno incómodo, con independencia de las tácticas ventajistas de sus rivales. En dos años de crisis económica hemos visto que el ‘caso Gürtel’, localizado en las comunidades autónomas de Madrid y Valencia, no ha tenido incidencia en los sondeos de intención de voto, y es precisamente en esas regiones donde el resultado de los comicios parece más decantado a favor del PP.
Se han criticado hasta la saciedad las medidas del Gobierno de Zapatero para afrontar la crisis económica, empezando por tardar en darle carta de naturaleza y siguiendo por aplazar las medidas de calado para superarla. Sin embargo, a mi juicio, lo que está en juego de cara a las elecciones de mayo de 2011 no es tanto el acierto en la gestión como la orientación del discurso socialista. Me explico. Cuando la gran mayoría de los analistas coinciden en pronosticar que el desempleo estará en España por encima del 20% en el primer trimestre del próximo año, no tiene mucho sentido jugarse las elecciones sobre la gráfica del PIB. Es un error levantar esperanzas a corto plazo, porque cada brote verde oficial que se marchita pierde credibilidad el discurso socialista, y si el vendedor no es creíble el público no compra su mercancía.
Errores
La orientación de la política económica de Zapatero dio un giro hacia la realidad el pasado 12 de mayo, cuando la Unión Europea le conminó a diseñar el plan de ajuste. Sin embargo, el acierto de la estrategia viene acompañado de dos profundos errores: la ausencia de una explicación pública sobre el estado real de nuestra economía y la enfermiza tendencia a rectificar el rumbo, desautorizando las medidas tomadas unas semanas antes.
Los líderes socialistas no quieren hacer una exposición descarnada de la situación económica, cuando sería la única manera de ganar credibilidad y de que los ciudadanos les siguieran en la hoja de ruta propuesta. Decir que ya se ven signos de mejora, cuando para el otoño se preparan nuevas alzas fiscales, es ganas de desautorizarse por anticipado. El optimismo antropológico de Zapatero puede acabar dañando a los candidatos del PSOE.
En el Congreso de los Diputados se debatió sobre el ajuste fiscal, pero todavía no hubo un líder socialista que expusiera en la televisión las razones que obligan a intentar reducir el déficit público al 6% en año y medio, con todos los sacrificios que ello implica. Nadie explicó que el plan carece de alternativa y que lo mismo haría Rajoy si gobernara. Para crear más confusión, un día se recorta la inversión en infraestructuras y al otro se estira un poco el capítulo de autovías; un día se dice que la vida laboral debe alargarse hasta los 67 años y al otro se dice que es negociable. Si el médico oculta el diagnóstico y altera la terapia, el paciente cambia de médico.
Asturias
En Asturias también se debe hablar claro. El PP tiene un discurso muy endeble, basado en las ocurrencias de Gabino de Lorenzo. Sus dirigentes gozan de un amplio desprestigio. Frente a las humoradas del alcalde de Oviedo, el discurso socialista arrastra la inercia de épocas pasadas, como si la crisis fuera cosa de otras regiones o una breve dolencia de la que pronto recibiremos el alta. Es cierto que el porcentaje del desempleo es más bajo, pero ello se debe fundamentalmente a que nuestra población juvenil es muy inferior a la de otras regiones. Por encima de los 47 años, el paro es del 7% en toda España. Las grandes aportaciones de recursos llegadas de la UE o de la reconversión minera están seriamente amenazadas a corto plazo. Las inversiones en ciclos de gas han quedado aparcadas hasta que mejore la coyuntura. Los empresarios y los sindicatos reivindican inversiones públicas, como si el Principado tuviera reservas ociosas de capital. Un ambiente artificial, que los líderes socialistas deben romper con un discurso realista, que algún día debería llevar a propiciar un pacto de rentas para preservar el empleo.