La elección de los candidatos autonómicos del PP sigue sin cerrarse. En algún territorio la decisión no está en manos de la dirección del partido, caso de la Comunidad Valenciana, donde depende de lo que decidan los jueces sobre Camps. Nunca es sencillo resolver la papeleta de los candidatos, porque siempre hay muchos más aspirantes que puestos a ocupar. A esa dificultad objetiva se suma el particular estilo de Rajoy, dispuesto a apurar los plazos y a prorrogar la indefinición. Una de las leyes de oro de la política es que la táctica de ganar tiempo implica perder margen de maniobra. Los primeros días de septiembre se reunirá el comité de dirección del partido, donde están representados los principales responsables de la organización (Rajoy, Cospedal, Arenas, Mato, Pons), junto a los portavoces parlamentarios y el alcalde de Madrid, para reflexionar sobre los cabeza de lista. A falta de cerrar definitivamente algún nombre, el interrogante sólo está abierto en la Comunidad Valenciana y Asturias.
Es un secreto a voces que a Rajoy no le apetece que Camps repita como candidato, por la imagen tan nefasta que ha proyectado el núcleo dirigente del partido y del Gobierno valenciano en el último año. Aunque no hubiera ningún papel en el juzgado hay actitudes que descalifican a un gobernante: no se puede regir los destinos de un territorio de cinco millones de habitantes con la cabeza puesta en el trabajo del sastre. Aun con todo, Camps tiene todas las papeletas para repetir -a no ser que el juzgado le reserve una ingrata sorpresa- porque Rajoy permitió que el dirigente valenciano se reafirmara públicamente.
En Asturias, las cosas están como antes de empezar la pausa de agosto. Álvarez-Cascos es el único candidato apoyado por dirigentes nacionales, como Esperanza Aguirre o Núñez Feijóo, y por la gran mayoría de los alcaldes del PP asturiano, mientras que el aparato regional guarda silencio, tras el fiasco de su salida pública en julio, cuando se inventaron una reunión de la comisión electoral para rechazar «la hipotética candidatura de Álvarez-Cascos». El silencio siempre mejora la torpeza. Ganar en Asturias por mayoría absoluta, frente a un PSOE más unido que nunca en torno a Javier Fernández, no es una empresa factible para cualquier dirigente del PP. Ahora bien, para estar en la oposición valen muchos y muchas.