Mariano Rajoy ha hablado sobre candidatos electorales. El presidente del PP ha señalado que Camps será el cabeza de lista del PP en la Comunidad Valenciana. Rajoy dejó pasar mucho tiempo y a estas alturas era ya muy tarde para presentar otra alternativa. Como tantas veces ocurre en política, tendrá que apoyar y ensalzar a un compañero del partido, pese a que el cuerpo le pide marcar distancias con él. Camps nunca va a recobrar el crédito perdido, aunque podrá renovar la mayoría parlamentaria, porque Madrid, Valencia y Murcia son las tres comunidades en que los sondeos dan una mayoría más clara.
El presidente del PP también ha hablado sobre la candidatura asturiana. Mariano Rajoy ha dicho que apoyaría a «cualquier persona que fuera capaz, competente y que tuviera el respaldo de todo el mundo». Un perfil de candidato así lo apoyaría la dirección de cualquier partido. Hacer una declaración de ese tenor es lo mismo que no decir nada. No hay ningún potencial candidato del PP en Asturias que no cuente con el rechazo de un sector, por minúsculo que sea, del propio partido. A falta de comprometerse con un nombre concreto, lo que tendría que aclarar Rajoy es si el candidato ideal es el que cuenta con más apoyos de militantes y votantes, o si va a aceptar las pretendidas razones del grupito de Ovidio Sánchez y le vale cualquier desconocido o desconocida que haya pasado sin pena ni gloria por un escaño parlamentario o por una concejalía. El líder del PP ha elogiado la capacidad política de Álvarez-Cascos, al decir que «ha demostrado muchas cosas durante muchos años» y viene avalado por «una larga trayectoria política». Si al final el candidato fuera otra persona distinta, Mariano Rajoy sería capaz de repetir el mismo juicio laudatorio sobre el ex ministro de Fomento. Las formas políticas son así y cuando se trata de un gallego cualquier declaración delicada resulta ambivalente. A Rajoy sólo lo cazó aquella señora que le preguntó por su sueldo. Con un montón de palabras no logró tapar los 9.000 euros.
El presidente del PP dijo que no había llegado el momento de elegir a los candidatos electorales, pese a que habían informado que todo se resolvería en una reunión del PP en Santiago de Compostela el seis de septiembre. El plazo se amplía y las espadas siguen en alto. A Rajoy se le da mucho mejor el liderazgo parlamentario que el orgánico.