Cuatro presidentes autonómicos del PP, Esperanza Aguirre, Núñez Feijoo, Pedro Sanz y Juan Vicente Herrera, el presidente de honor del partido, Manuel Fraga, y el líder del PP en la Eurocámara, Mayor Oreja, respaldan la vuelta de Cascos a la política como candidato del partido en Asturias en los comicios de 2011. Ningún otro candidato potencial o real del PP para las elecciones del próximo año ha recibido tantos apoyos. De ahí cabe extraer una consecuencia evidente: si la dirección nacional elige otro candidato, la decisión acarreará un coste político para Rajoy. La candidatura de Álvarez-Cascos ha dejado de ser un problema regional -asturiano- para el PP, para alcanzar dimensión nacional. Si a eso unimos que para rechazar al ex ministro de Fomento hay que fabricar otro candidato, porque nadie ha dado ese paso, y los pocos que hay avalados por su cargo o por su trayectoria ya han fracasado rotundamente en las urnas, concluiremos que la candidatura del político gijonés es virtualmente ganadora.
Las posibles alternativas al ex ministro tienen dos características: haber perdido elecciones o no haber encabezado nunca una candidatura. Ovidio Sánchez es el número uno en acumular derrotas y Gabino de Lorenzo quedó a 40.000 votos de un abogado socialista que reside en Madrid en las últimas elecciones generales. Pilar Fernández Pardo perdió dos elecciones en Gijón y Joaquín Aréstegui prefiere gestionar el banquillo en Avilés. Luego están las ‘tapadas’ del aparato que nunca encabezaron una lista, así que no perdieron nada, pero resultan anónimas para el electorado. En resumen, la elección de Rajoy es ésta: derrotados o ‘mindundis’ frente a Cascos. Difícil reflexión. Habrá que consultar al oráculo.