Los resultados de las elecciones andaluzas han desatado la crisis interna de UPyD. Dos de los cuatro eurodiputados, el 60% del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, miembros de las cámaras autonómicas, entre ellos el asturiano Ignacio Prendes, han pedido un giro en la línea estratégica del partido y la dimisión de Rosa Díez. La lideresa se ha hecho fuerte en el aparato; en la votación propiciada en el Consejo de Dirección ha obtenido quince apoyos de veintiún miembros. Rosa Díez se niega a dar un paso atrás amparándose en la mayoría con que cuenta en los órganos de dirección. Dentro de unos días se celebrará el Consejo Político, y es probable que la jefa del partido sea respaldada por gran parte de los miembros del Consejo.

En la raíz de la crisis está el disenso sobre la relación que deben de tener UPyD y Ciudadanos. Rosa Díez se opuso a iniciar un proceso de fusión. Sosa Wagner, cabeza de lista del partido en los comicios europeos, era favorable a la convergencia entre los dos grupos, y la lideresa le sometió a un tercer grado denigrante en el Consejo Político, que nos hizo recordar las famosas sesiones del Comité Central del PC contra Jorge Semprún y Fernando Claudín. Hay que recordar aquí el papel gallardo jugado por Ignacio Prendes que no dudó en solidarizarse con Sosa Wagner frente al aparato. Con Sosa Wagner fuera del escaño y del partido, la herida quedó abierta.

Sin estructura de grupo político y con el único apoyo de la figura de Albert Rivera, Ciudadanos logró nueve escaños en el Parlamento andaluz, mientras UPyD quedaba otra vez reducida a fuerza extraparlamentaria. El resultado de las urnas fue la gota que desbordó el vaso. La guerra entre cuadros y dirigentes de UPyD es abierta. Se trata de un enfrentamiento irreversible que hundirá al partido en medio del ciclo electoral, por culpa del empecinamiento de Rosa Díez. No se atisba ninguna salida positiva. La UPyD, bajo la línea política marcada por Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán (este señor es el perfecto sectario de aparato de partido) va a cosechar derrota tras derrota. La opción de los críticos, que pasa por la fusión con Ciudadanos, llega tarde, porque Ciudadanos es ya un partido parlamentario consolidado, con un excelente futuro por delante, que sólo podrá ofrecer a los dirigentes de UPyD la entrada individual en el partido con la condición de militantes de base. UPyD, un experimento fallido.